MATE

MATE
La vida en un mate: sorber despacio y saborearlo con intensidad ya que el mate, como la vida, cuesta un tiempo prepararlo, pero si no se disfruta al beberlo, cuando se acaba ya será tarde. Fotografía tomada en Argentina durante el corralito del año 2002

14 enero 2013

VUELTA AL MUNDO 2013, CAPITULO 5 EKATERIMBURG (GMT+6) - EL FINAL DE LOS ROMANOV

DÍA 8º EKATERIMBURG

Una vez en el tren para afrontar la noche transiberiana nuevamente, me voy a mi compartimento, por decir una palabra, ya que en la tercera clase rusa no hay compartimentos cerrados como los podríamos entender en España. Esta clase se transforma en literas en el pasillo sin puertas separadoras. Se puede estar un poco sentado mientras tus compis no decidan acostarse, ya que en ese momento se acabaron los asientos hasta la mañana siguiente. No es muy cómoda pero es la más económica con diferencia. Afortunadamente esta noche la sinfónica rusa no tenia todos sus músicos disponibles y solo hubo unos pocos ronquidos provenientes de un par de pasajeros probando sus instrumentos de viento.

Al abrirse la primera claridad del día atravesamos la verdadera frontera natural entre Europa y Asia que son los Montes Urales. Puedo entrever un poco el paisaje entre mucha nieve y niebla a esas horas al avisarme el bigotudo y de muy cabeza rapada revisor de nuestro vagón que a esa hora ya está desayunando contundentemente.

Debajo mis vecinos también levantados y con su desayuno picnic, lo que es la bolsina de casa de toda la vida pero con Colacao, galletas, azúcar, vamos de todo. Ellos a la antigua usanza usan calcetines de lana, un grueso skijama de felpa y chaleco de lana, y ella leotardos gordos gordos, de los que no se sabe si tiene una pierna o las dos.

Invitan al extranjero intentando hablar con él en vano, ya que no entiendo ni papa de la supuesta conversación que están llevando a cabo conmigo. Si tienen algo los rusos, es que no se dan cuenta que no estás entendiendo nada, ellos siguen como si nada y si tu les niegas con la cabeza o los hombros, y se enfadan de que no les entiendas, se llegan a desesperar con uno. Que desgracia, por que mira que yo pongo interés, pero cuando uno nació en Nava, el ruso no es fácil.

Todos deshacemos las camas, enrollamos los colchones y devolvemos las sabanas y toalla al ruso revisor muy atareado a esas horas. Voy también a hacer el pipín de la mañana con mucho cuidado, porque el WC tiene agujero directamente a las vías, accionándose con una palanca en el suelo que siempre debe accionarse una vez se ha recogido el instrumental de mear, porque al abrirse te entra una bocanada de viento y nieve a unos 20 grados bajo cero. Un descuido y nunca más querría salir de la caseta. Es broma, pero basada en la realidad más real. No os miento, sientes lo mismo que con un caramelo Halls de mentol fuerte.

Llegamos a la gran estación de Ekaterimburgo, y como siempre pasado el tiempo al extranjero se le coge cariño, al despedirnos foto con el matrimonio en la que la señora me engancha por el pescuezo como diciéndome:

-Ay mozín, ¿que vas a hacer tu por ahí sin papuski y mamuski paruski-ruski?

- Me arreglaré Natasha, me arreglaré, a golpes también se aprende mucho.

Cálida despedida que contrarresta muchísimo con el gran frio que hay en el exterior. Al final del día alcanzaríamos los 21º bajo cero, pero eso sí, yo sigo sin poner guantes ni orejeras. Será porque Nava está más cerca de Bilbao que de Sevilla.

La estación de Ekaterimburgo también es muy guapa y fundamentalmente muy servicial, para no variar el tema del mundo del railway ruso. Todo está hecho con buenos materiales para que duren revoluciones de casi un siglo. Nieva un poco a esas horas y me refugio en un cercano hotel a tomarme un té y organizarme el día. Lo primero es ver la forma de desplazarme hasta un sitio en el interior del bosque siberiano en el que quiero hacer un viaje en el tiempo.

Ekaterinburgo es famosa, a parte de por ser la población a medio camino entre Europa y Rusia, por ser el lugar donde los bolcheviques cambiaron la historia de Rusia, al decidir asesinar al entonces ultimo Tzar de Rusia, Nicolai II.

La historia es larga de contar, bastante larga, al haber sido un total desastre de planificación por parte de los rojas fuerzas bolcheviques, que casi improvisaron todo ante el avance de los denominados rusos blancos, que defendían el orden establecido con el rey a la cabeza. Intentaré resumir aunque se pierdan algunos detalles de los muchos que hubo en esos días.

Después de regresar Lenin del exilio haya por 1917, y con la Revolución muy avanzada hay que hacer algo con el apresado Zar Nicolás II. Se decidió trasladar a toda la familia real hasta este recóndito lugar fuera de las grandes urbes de San Petersburg y Moscú, y encerrarlos en una casa que hoy en día ya no existe, pero donde en sus ruinas se ha levantado una gran iglesia denominada la de “la Sangre Derramada”. Y sangre derramada no faltó, los bolcheviques con Yakov Sverdlov a la cabeza, mano derecha de Lenin, toman la decisión de ejecutar al Zar y su familia, ante el miedo a que pudieran ser rescatados y la revolución diera un vuelco total. En una pequeña sala donde los siete miembros se encuentran, Nicolai II, la reina Alexandra, el heredero Alexei y las cuatro infantas, Tatiana, Olga, María y Anastasia, son disparados por los soldados.

A pesar de la gran cantidad de disparos en un primer momento solo muere Nicolai, pero su mujer e hijas no, al rebotar las balas en la gran cantidad de joyas y medallas que llevaban adheridas a sus vestidos y que traían consigo desde palacio. Para poder finamente acabar de aniquilar a toda la familia, los bolcheviques deben de usar bayonetas para asegurarse la muerte de todos los miembros.
Una historia para otro blog es, si según la leyenda la pequeña Anastasia sobrevivió, y aún vive con Elvis, Kennedy y Franco, en casa de Michael Jackson. No es muy probable aunque viendo la chapuza de enterramientos igual hasta se les escapó.

Esta parte, la del magnicidio sucede como os indicaba aquí en Ekaterimburgo, pero luego para deshacerse de los cuerpos se decide llevarlos a una mina en un cercano bosque siberiano. No resisto la tentación y preguntando consigo que alguien me indique la forma de ir hasta Ganina Yama, lugar donde está esa mina a una hora de aquí aproximadamente.

Después de varias intentonas, un conductor de bus me señala hacia una furgoneta negra aparcada delante de la estación de tren. Dentro con un pasajero está Pavel, que amablemente se presenta en ruso. Le digo mi nombre y le informo en amable español que conozco a otro Pavel, al gran ciclista Pavel Tonkov, pero ni con ese nombre tan ruso y famoso me entiende. La verdad que te paras a pensar y el ciclismo aquí en Siberia debe ser difícil de practicar y de aficionarse, si fuera Biatlón todavía había opciones que conocieran a algún deportista.

Con Pavel otro pasajero que luego me presenta y de nombre Sergei. Como me gustaron siempre los nombre rusos, Sergei, Alexia, Dimitri…, junto a los vascos, Iratxe, Itzaskun, etc, los que más. Bueno sigo que sino no acabamos, resulta que Pavel traslada gente interesada en esta macabra y sanguinaria historia hasta este remoto lugar en el bosque, y cuenta la historia. Así que, como el precio era muy asequible, aquí la gasolina es muy barata, decido ir con ellos haca Ganina Yama.

Y Pavel debe contar la historia muy a menudo, por que desde que salimos hasta que llegamos no paró de hablar casi sin coger aire y de refilón lo contó todo, todo. Pero contó todo, todo en ruso perfecto, y un cariacontecido Alberto Campa, en el asiento a su lado escuchaba incrédulo tan gran cantidad de palabras de esta cirílica lengua. Menos mal que ya me había releído la historia un par de veces para cuando llegáramos intentar ir encajando piezas de imágenes en mi cabeza imaginativa.

Casi una hora nos llevó llegar por nevadísimas carreteras, con gran capa de hielo. Tiene que ser precisa, pero es formidable la conducción en nieve. Me venía a la cabeza los casi 2000kms que hicimos con un coche de alquiler con ruedas de clavos por la Laponia finlandesa en una semana que estuvimos recorriendo por heladas carreteras esta preciosa zona cercana al circulo polar ártico. Cuando te acostumbras se puede ir rápido, muy rápido y bastante seguro. Rovaniemi y su cercana casa de Santa Claus, el Artikum Museum, el lago helado de Kemijarvi, Ivalo y Sodankila, que maravillosos sitios en invierno. En verano deben aún serlo más.

Por una estrecha carretera en medio del bosque aparece un cercado de madera en el que se entrevén varias iglesias de madera. Es el lugar. Estamos en la antigua mina de Ganina Yama, hoy centro religioso centrado en consagrar la figura del último zar de Rusia y su familia.

Al bajarnos del coche el frio es enorme, y a medida que empezamos a caminar por el bosque en dirección, a donde se arrojaron los cuerpos de toda la familia, más.

Pavel me presenta a Sergei, quien viene desde un pueblo cercano a Socchi, donde se disputaran los próximos juegos de invierno, en la zona cercana al Cáucaso. Sergei habla solo cuatro palabras en ingles pero Pavel lo puso a mi cargo durante la visita, iba con escolta y todo. Varias iglesias hechas de madera, una torre campanario y un cercado atechado que bordea un gran agujero presidido por una gran cruz, que simboliza el punto exacto donde los bolcheviques intentaron hacer desaparecer los cuerpos.

Esta es la segunda parte de la historia, que también resumo bastante, pero que básicamente parece una película cómica de terror. Antes de llegar hasta allí intentando no ser visto, el camión en que traen los ensangrentados cuerpos se atasca varias veces. Se ponen bastante nerviosos todos (bueno los vivos, la familia del zar ya no podía ponerse ni nerviosa de fríos que debían estar). Intentan seguir pero no pueden, teniendo que luego usar carros. Varios campesinos les ven y tienen que desalojarlos. Llegan a la mina y tiran los cuerpos pero el agua los hace que sigan a la vista. Esperando ordenes se decide rociarlos con acido y quemarlos, pero solo después de una odisea y de sacarlos de donde se habían arrojado en un primer momento consiguen hacerlos desaparecer, enterrándolos entre los arboles al lado de la carretera.

Entre todos estos hechos ocurrieron más, mucho más increíbles, que os invito a que leáis con detalle en varias publicaciones sobre el tema. El caso es que ahí estaba yo con mi nuevo amigo Sergei y Pavel frente a un pozo cubierto de nieve donde reposaron os restos durante muchos años, con una gran cruz, ramos de flores y una foto en blanco y negro de la familia clavada con una chincheta en un pino cercano.

Buff, que sitio, y que manera de pensar en esa noche y día de hace casi 100 años. Encima Sergei me miraba con esos ojos rusos cual lobo atento a los movimientos de su presa que hacia mucho más inquietante mi siberiana visita a los Romanov.

Una vez cayó la URSS, los cuerpos fueron rescatados y se llevaron a una cripta de la catedral de San Petersburgo. Hoy en día son dos lugares de peregrinaje, al ser beatificada la familia y aprovechando la iglesia ortodoxa, tan ingente cantidad de personas que vienen a visitar este lugar, sobre todo en época veraniega, para construir un gran recinto con varias iglesias regentado por monjes ortodoxos. En ellas se conservan objetos de la época como una cruz del propio zar Nicolás, o muchas fotos familiares, entre ellas muchos momentos de tenis, deporte al cual el último zar era muy aficionado.

Sin embargo la provincia de la cual es capital Yekaterinburg, sigue denominándose Sverdlovsk, Oblast de Sverdlovsk en deferencia al fiel apoyo del colaborador de Lenin, y asesino de los Romanov. Debió decirle algo así como:

- Camarada Lenin, el trabajo está terminado pero esta Revolución nos va a sacar canas, menuda noche, me voy a coger unos moscosos, y luego sigo que hasta final de siglo tenemos mucho por delante.

Nuevamente la historia convive, los bandos oficiales de esa guerra revolucionaria no existen, pero en Rusia aún hay mucha gente que se decanta por el blanco o por el rojo. Mejor la bandera lleve los dos colores junto al azul, y en vez de confrontar el pueblo debe hoy caminar junto, bastante sangre se derramó ya. Ahora toca mantener limpia la figura del último Zar de Rusia, y eso están por aquí.

Retornamos hacia la furgo, y por primera vez noto síntomas de congelación de dedos de pies y manos, sobre todo por sacar fotos y la emoción del momento, que no me hacia pensar en el frio. Tomamos thé en interior para recuperar temperatura y como os comentaba al caer el día se llegó a estar por debajo de los 20º bajo cero. El frio se aguanta bien pero cuando estas mucho tiempo fuera y además casi parado se nota muchísimo.

Pavel me deja su gorro ruso, de los que se puede hacer una ensaladilla dentro y ni se entera el gorro, para volver al coche y antes Sergei tuvo el detalle de comprarme unas postales con fotos antiguas de los Romanov. Estos rusos son fríos pero al final te tratan como a un Zar, y no me refiero al último por supuesto.

De vuelta, entrando a la ciudad por zona de gigantescos edificios de viviendas de la época soviética, y Pavel que se pasó otra vez todo el viaje dándole a la información sin pausa alguna, cual magnetofón en modo play 45 rpm.

Sin embargo al dejarme nuevamente en la ciudad, me dice que espere y me va a comprar una bolsada de caramelos enormes, como los que aquí teníamos de la Santina de Covadonga. Que detallazo de amigo ruso siberiano. Si al final son un cacho de pan, como me prestó, creo que hasta les caí bien. Y no solo eso, Sergei me hizo señas que me acompañaba hasta la iglesia de la Sangre Derramada que yo me dirigía a ver, aunque él ya había visitado el día anterior.

Mucho frío este día, mucho,mucho, muc….., se me heló la palabra. Esperar un momento…

Ahora, entramos un poco en calor a tomarnos un té y seguimos caminando unos casi dos kilómetros, estas ciudades son enormes, y ya a lo lejos por las congeladas calles diviso la iglesia.

Moderna, construida también hace pocos años después de Perestroika, y en el exterior un parque infantil, con una guelina rusa y su nietina tirándose por un tobogán. Por un tobogán pero cuando me acerco me doy cuenta que esta hecho de hielo, una pasada. Al lado una especie de laberinto para jugar, también de hielo, e infinidad de figuras de hielo en la parte inferior de la plaza que vemos al salir.

A la entrada dos grandes fotografías de la familia Romanov, a escasos metros de donde iba a ver fueron asesinados. En el interior una primera sala con altar en obras, y Sergei me encamina hacia el piso inferior donde está la iglesia cueva y zona de la antigua casa donde se perpetró la matanza.

En esos momentos hay misa y Sergei, bastante religioso, me enseña como asisten a ella y los ritos que efectúan entre los que están persignarse tres veces agachando la cabeza. Recorrido del Pope con incienso por todos los iconos de la iglesia y continua entrada y salida de fieles. Está bien saber de todo, pero lo de rezar en ruso, lo dejo para mi vejez.

En un momento Sergei me conduce hacia la habitación con varios recordatorios a los Romanov y la sala donde “la sangre fue derramada”.

Nuevamente viajo en la historia, en esta ocasión como en otras muchas no a una escena bonita de la historia, pero desafortunadamente la historia se escribió con mucha tinta ensangrentada. No obstante para entender el presente hay que conocer el pasado. Me viene a la cabeza mi paso por los camastros, duchas y crematorios de Auswicht donde tantos judíos corrieron sus peor suerte, la barandilla donde me apoyé en el Zepellinfeld de Nurenberg y había puesto sus manos Hitler para arengar a las masas, o los altares de Tikal donde los mayas cortaron tantas cabezas en honor a sus dioses. Eran las mismas piedras, los sitios exactos, viaje a través del tiempo para entrar a revivir la historia.

No se puede fotografiar en el interior de las iglesias pero voy con Sergei y el pide permiso una vez acabada la ceremonia para que su camarada, Albertov saque fotos, faltaría más.

Salimos por la parte inferior del templo y con una excelente vista de la ciudad, nos topamos con unas espectaculares figuras de hielo, con tallas cuasi imposibles: un reloj de arena, un altar real con corona, un iglú nacimiento, todas una preciosidad. Sergei insiste en sacarme foto y le digo que me gusta mas sacar solo las figuras pero insiste y hay está el invento que hicimos.

Retorno a la estación y antes de la salida del tren de retorno de Sergei hacia su casa, le invito a una cervecina rusa. Luego el insiste en invitarme a un Martini. No pegaba mucho pero estaba de antojo y acepté. Al final cenamos juntos una ensalada pequeña ¿de donde? Una ensalada pequeña en Rusia es la famosamente conocida “ensaladilla rusa”. No es como la nuestra pero estaba buena. A nuestro lado un grupo de jirafas. Si ya son altas de por sí las rusas estas sin cumplir los veinte años me sobrepasaban todas. Equipo de Voley-ball femenino de Moscú. ¿Quien me dijo que tenía que sacar una foto? Este Sergei es como mi amigo Blas.

- Venga, ponte ahí que te saco una fotina, venga pal Facebook- Un abrazo Blasky.

Toca despedida, Sergei se va en un tren primero que yo y nos despedimos. Antes me contó un poco a su manera. Es militar, está de permiso, pero su historial con el ejército ruso es impresionante. De muy jovencillo Afganistán, luego Yugoslavia, y para colmo me enseño en google earth donde combatió finalmente, Argún y Grozni en Chechenia. Me fije durante la cena que le faltaba el dedo índice de su mano derecha.

Gran tipo y también buena persona, aunque quizá presumo un poco solo. Buen viaje Sergei.

Acabo de escribir Capitulo del blog hasta salida de mi tren que es hacia las 11 de la noche pero al regirse todos los horarios de los trenes por la hora de Moscú, aquí seria ya la una de la mañana del día siguiente. Hay que estar siempre al tanto con los relojes, Rusia tiene once husos horarios distintos, me toca vivirlos casi todos. Por cierto tanto mirar mapas uno descubre cosas interesantes como que cerca de Yekaterinburg, al sur de la ciudad, está el pueblo de Aramil. El mismo lugar de donde son mis abuelos y mis padres en el concejo de Siero. Aramil in Siero & in Russia.

Hasta el próximo huso horario amigos míos.

5 comentarios:

  1. Ya tienes material para dos o tres capítulos del libro (porque habrá libro, ¿no?).
    ¡Qué interesante la historia de Colás & Family! Al final del viaje vas a tener muchos seguidores rusos en tu FB que de la Pola :-). Bueno, la familia de Nicolás no creo que pueda.
    Como bien diría nuestro amigo común Burton Holmes "Viajar es poseer el mundo".
    Espero, sentado y con una humeante taza de caldo de gallina y vaso de vino blanco con azúcar bien caliente, el capítulo V.

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  2. Toy helau solo con leelo my friend.Nos vemos en tú próximo capitulo.Un saludo

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  3. Grande camarada Albertov, abrigate bien neñu, que paez que por esa parte el mundu, fae algo de frio.
    Un abrazu camarada, esperando impaciente la siguiente cronica. Saludos

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  4. Me reí , y mira k es difícil a esta hora!!!, muy guapo :) (Gema)

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