MATE

MATE
La vida en un mate: sorber despacio y saborearlo con intensidad ya que el mate, como la vida, cuesta un tiempo prepararlo, pero si no se disfruta al beberlo, cuando se acaba ya será tarde. Fotografía tomada en Argentina durante el corralito del año 2002

29 enero 2012

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE IV - DE TANGANICA A ZANZÍBAR

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE IV - DE TANGANICA A ZANZÍBAR

de Alberto Campa Montes, el Sábado, 28 de enero de 2012 a la(s) 3:34
En realidad TAN-ZA-NIA es la unión de dos países, TAN-GANICA y ZA-NZIBAR, que en todo caso se mantienen juntos pero en la realidad políticamente casi independientes por sus grandes diferencias culturales y religiosas.  Tras ver la Tanganica continental nos dirigimos a ver la isleña Zanzíbar.

DÍA 14 DE VIAJE
21 ENERO  MOSHI – DAR ES SAALAM
Iniciamos camino para salir del continente e irnos al archipiélago de Zanzíbar, dejamos atrás la zona del Kili tomando bus de nuevo  hacia la capital para desde allí irnos a las islas. Partimos en bus desde la estación de Moshi, y al poco de comenzar el viaje no me gusta mucho la suerte que hemos tenido hoy. El autobús, como casi siempre va abarrotado y tenemos hueco en la parte trasera, pero nos tocó chofer demasiado joven y va como un poseso por la road. Sin darnos casi cuenta estamos en la estación de pesaje del bus cerca de Himo. Esta población está casi en la frontera de Kenia, a tan solo unos pocos kilómetros se podría entrar en el país vecino. Continuamos viaje y a pesar de que he viajado en todo tipo de transportes, sé como se conduce en África, como son las carreteras, que se adelanta constantemente aun con vehículo enfrente, le comento a Santi que el chaval llevaba el bus de una forma cuasi suicida, al llevar el acelerador a tope en todo momento, no reducir ni para pasar los continuos badenes que colocan en las entradas de los pueblos para ir mas despacio, y lo que es mas grave es que el bus va culeando de atrás cada vez que nos cruzamos con los grandes camiones portacontainers, y a poco de pegar con alguno de ellos. Además, la estrecha carretera, de piso poco firme y sin arcenes, hace que cada vez que se tiene que apartar un poco para cruzarse con otro camión o autobús, casi caiga a la cuneta y eso seria volcar casi seguro. Santi juguetea con un niño que muy serio al principio con su mama, va cogiendo confianza a medida que Santi le canta repertorio español, y al final ya va sentado con nosotros.

Seguimos igual y ya llevamos casi tres horas en el bus, el pequeñajo empieza a llorar por los golpes, la gente medio asustada se ríe mirando constantemente por la pasillera hacia adelante cada vez que botamos y rebotamos,así que como si de una premonición se tratara le digo a Santi que mejor nos posamos de ese bus e intentamos coger otro, aún quedan mas de cinco horas para llegar a Dar, y seria una tensión excesiva aguantar así tantas horas.
El bus hace una parada en restaurante local junto a gasolinera, y aprovechamos para negociar con otro bus que se encuentra también parado y que va hacia la capital. Conseguimos cambiar las mochilas y nos subimos al otro donde no entra ni una alfiler, vamos arrepiñados pero nada mas comenzar viaje, la cosa cambia y nos tranquiliza que aún que va muy rápido, el chofer es mas normal y no se siente la constante amenaza de accidente que había en el otro. Preferí  no leer los periódicos del dia siguiente por si mi mal augurio se hubiera consumado.
Al final casi tras 10 horas de viaje llegamos a la estación de Ubongo. Salimos de la estación e intentamos coger algo para ir al centro, a unos 10 kilómetros de allí, y se nos acercan tropecientos papasi, especie de consejeros que te buscan transporte. Cuando estamos negociando con un pequeño tuc-tuc, se nos arrima gente con no muy buenas intenciones, y nos damos cuenta que empiezan a entrar manos en bolsos ajenos. Por los pelos Santi se da cuenta que le cogen el móvil, yo veo al futuro telefonista, le cojo por la pechera y casi inmóvil devuelve el móvil a Santi, pero  a la vez un futuro banquero ya buscaba mis dólares en el que no era su bolso del pantalón. Bueno nos vamos pitando entre todo el tropel y nueva prueba superada. Tengo que decir que los africanos son de lo mejor y que nunca tienes problemas con ellos, pero las estaciones de buses son las estaciones de buses, y hay que usar los quince sentidos o más.
Bueno vaya día que llevamos másestresante, menos mal que el chico del tuc-tuc es como el 99% de los habitantes y no solo nos lleva al centro sino que nos ayuda a encontrar el alojamiento YMCA, que está en el centro de la ciudad, pero se nos resistía un poco encontrar. Nos quedamos a dormir en el hostel, no tan agradable como el de Moshi, pero bien para esta noche de enlace hacia las islas. Cenamos arroz con salsa y pollo allí mismo y luego nos tomamos el cafetín en el Holiday Inn de enfrente, como dos señores. Aprovecho para redactar y pasar cuaderno de viaje y ver mails. Noche desestresante.

DÍA 15 DE VIAJE
22 ENERO  DAR ES SAALAM – ZANZÍBAR
Sobre las 7 nos levantamos para desayuno austero pero reponedor, dejamos las mochilas grandes en recepción hasta nuestra vuelta, y nos vamos ligeros hacia el embarcadero de Dar para nuevamente sobrevivir al ataque de los papasi, esta vez mas llevadero, para buscar el barco mas barato que cruce hacia las islas. Al final nos vamos en un viejo ferri por 20$ que sale a las 12 de la mañana y que tarda unas tres horas en llegar. Mientras, tomamos refrigerio en bar local, muy local y una hora antes embarcamos para poder tener sitio en cubierta.

Bonita salida del puerto con vistas de la ciudad, de la zona de pescadores y de las primeras playas de arena blanca del Indico de algunas islas cercanas y del resto de la costa. Cuando empezamos a salir mar adentro ya veo que no va a ser una travesía placida, ya que sé, por el fuerte viento que habrá mar rizada, y el barco al poco comienza a cabalgar las olas, provocando el malestar de la mayoría de osados pasajeros de color y de los cuatro o cinco blancos que íbantambien. Toca aguantar, yo no suelo marear casi nunca, pero Santi va un poco tocado, resiste estoicamente hasta nuestra llegada al puerto, mejor dicho embarcadero de la capital Zanzibeña. Preciosa la vista al acercarnos a Stone Town, con sus coloridos edificios y sus dhows, embarcaciones típicas, fondeadas en el puerto.

Desembarcamos y nuevamente papasis a la busca y captura de buscadores de alojamiento. Cogemos a un viejete, babu, como les dicen en Suahili, para quitarnos al resto, así todo se nos pega otro más, supongo de ayudante, y nos lleva por unos cuantos hostales para buscar buen precio. Al final nos quedamos en el Malindi, un viejo hotel bastante limpio y con habitación con grandes camas de madera.
Ya instalados, descanso para luego dar una vuelta por las estrechas y sucias callejuelas de la ciudad. Al hacerse de noche, muchas escuelas coránicas y pequeñas mezquitas en frenética actividad al llegar elúltimo rezo musulmán del día. En Tanzania, la mitad de la población es musulmana, pero en la costa del Índico y en el archipiélago de Zanzíbar prácticamente la totalidad lo son, herencia de su pasado como parte del Sultanato de Omán. De hecho la lengua y cultura suahili, procede de pobladores de esta zona de África provenientes de Shiraz, bella ciudad persa, que tuvimos ocasión de visitar hace unos años en viaje por el actual Irán.  Después del reparador paseo viendo la ciudad,tan bonita en el pasado como desdejada hoy en día, y sus llamativas puertas de madera con encastres de hierro forjado, nos retiramos para sueño de las mil y una noches.

DÍA 16 DE VIAJE
23 ENERO STONE TOWN – MATEMWE
Salimos caminando por la zona de Malindi hacia la zona de los buses, para irnos hacia una de las playas de la costa este. Escogemos la zona de Matemwe,  al ser zona no tanto de grandes resorts, y si pequeño pueblo de pescadores. Nos vamos en un dalla-dalla de los de aquí, que son una versión camioneta de los otros. Son una furgo carrozada como un pequeño camión en su parte de carga, se entra por la parte trasera muy agachado al no poder ponerte de pie por su pequeña altura, y te sientas en unos bancos corridos de madera. La ocupación normal seria para unas 15 personas, pero esto es África y el espacio entra en una dimensión desconocida, y al final según va cogiendo gente y más gente por la carretera ya vamos casi 30 como sardinas en lata. Como sardinas de oferta, las de Albo van mucho más cómodas en su elegante lata y con más espacio que teníamos nosotros, jajá.

Bueno en una hora y media de tratamiento de la obesidad y tras dejar carretera asfalta, para seguir por caminos de arena, llegamos al pueblo de Matemwe. Descendemos de la lata e intentamos retomar nuestro tamaño normal dando unos pasos hasta nuestro alojamiento en las cabañas de Mohamed, de lo mas barato que se puede encontrar en esta isla donde los precios son muchísimo mas altos que en el continente. Nos quitamos ropa y salimos a ver y pasear por la inmensa playa de arena blanca como la harina de Matemwe. Es lo que tiene el Indico, sus playas coralinas, tienen una de las arenas mas finas y blancas que se pueden encontrar, y que yo ya había visto tanto en Mauricio como en las más al norte islas Seychelles, en anteriores viajes por la zona. Así todo, comentaba con Santi, que esta playa con arrecife y mar interior, sus pequeñas embarcaciones fondeadas, las mamis con su velo recogiendo algas en la orilla y los fishmen pescando sobre el arrecife, hacia de esta en concreto una de las mas bonitas en las que he estado.
Alguna empresa de buceo ofrece sus salidas para hacer inmersiones en el arrecife. Como me encanta bucear y casi siempre que viajo por trópicos y ecuador intento hacer alguna inmersión,  voy a enterarme de precios y me atiende un italiano afincado aquí que habla también español, pero en esta isla el precio me parece prohibitivo al costar cerca de 100$ cada botella, cuando el coste normal es la mitad. Decido buscar embarcación local y buceo con snorkel para el día siguiente en el pueblo de pescadores.
A mitad de playa entramos en uno de los resort a tomarnos una cervecilla al lado de su preciosa y apetecible piscina de agua fresca. Nos sentamos en la barra y haciendo migas con el camarero le comento si podemos sentarnos en la barra húmeda de la piscina a tomarla, nos dice que si, y ya sentados en la piscina, poco a poco, como quien no quiere la cosa vamos sumergiéndonos en la tentadora swimming pool, y dándonos un baño sin pagar los 400 ó 500 euros que cuesta allí cada día, como dos señores, jajá.
Ya de vuelta hacia nuestro mini resortMohamed Villages Sheraton, perdón, quitamos lo de Sheraton, vemos a un montón de niños jugueteando en la  playa y luego ofreciéndonos conchas y cosiquillas para sacarse algún dólar.
Comida y tarde de playa con muchísimo cuidado del abrasador sol del Índico. Es increíble estar compartiendo tumbona al lado de delgadísimas vacas que se dan una perezosa vuelta por la playa.

En el pueblo, muy extraño, por sus casas hechas con bloques coralinos del arrecife, y cercados de palmera entrelazada, transitan cabras, niños y azarosas mamas, mientras nos damos una vueltecilla en la tarde con chico local en busca de algo de pan, que tras recorrer tres o cuatro pequeñas tiendecillas, vemos es imposible encontrar. El pan es un bien mas bien escaso en este país, y los que somos paneros siempre nos falta algo en la mano para mojar la salsa, habrá que aguantarse aunque a la noche apareció algo en Mohamed Sheraton.Noche de ventiladores en la cabaña, aunque la temperatura es mas soportable que en Dar el Saalam.

DÍA 17 DE VIAJE
24 ENERO  ARRECIFE DE ISLA DE NEMBA
Después de desayunar negocio con pescadores locales embarcación para atravesar el arrecife e ir a bucear a la isla de Nemba. Santi se queda en la playa y aprovecha para unas compras de pareos locales para sus chicas, y yo me embarco en una de las experiencias más guapas que he tenido navegando. Intento explicaros sensaciones.
Salimos dos pescadores y yo en su piragua a vela, hecha de un tronco vaciado y tallado, muy estrecho y con dos tablas a modo de asiento para remar, en este caso para impulsarnos con una gran vara de madera, a modo de gondoleros, por el mar interior del arrecife. La marea esta bastante baja todavía y en repetidas ocasiones encallamos teniendo que bajarnos para empujar. Hacemos así unas dos millas siguiendo la costa hacia el norte y buscando el único punto donde se puede atravesar la barrera de coral que forma el arrecife de la isla. Una vez llegamos a él y ya con viento de costado, comienzan a desplegar una destartalada vela hecha de retales que izan colgada de un palo a modo de botavara. Les ayudo a cazar la vela y aquello empieza a navegar de una forma para mi indescriptible.
Siempre me ha gustado la mar y navegar, me saque el PNB de navegación básica y luego el PER de embarcaciones de motor y vela hasta 12m de eslora, y durante varios años salía con mi amigo Jose a navegar a vela por la costa de Gijón, pero lo que se necesitaba para navegar aquí era el titulo de navegación primaria, el mas difícil de todos, el que mucha gente en el mundo tiene y consiste en hacer navegar cualquier cosa de madera por endeble y pequeña que sea, atando los cabos que son cuerdas hechas a mano, a cualquier madero artesanalmente diseñado. Este era el caso, un simple tronco, con dos maderos a modo de patines en los laterales, para evitar volcar fácilmente y un trozo de trapo sobre una vara se deslizaba sobre las turquesas aguas del Índico a varios nudos de velocidad, provocando una sensación de libertad y felicidad enormes. Embarcaciones similares también las vimos Jose y yo en nuestro viaje por Polinesia, pero aquellas con un solo patín lateraral, y normalmete usadas a remo por varios ocupantes.
Continuamos travesía bordeando la preciosa isla de Nemba, propiedad según me contaron de Bill Gates, al que el presidente tanzano se la alquiló por 150 años y que ahora a su vez se alquila para fiestas y estancias de famosos de vacaciones en la zona. Se puede desembarcar en ella pero no visitar y varios guardas vigilan toda la isla. No obstante su playa a la cual sigue un arrecife enorme es de las más bonitas que he visto.

Luego navegamos hacia el sur del otro enorme arrecife, donde fondeamos, y me tiré a bucear en el mar cercano a la barrera. No es tan llamativa como en otros sitios donde he buceado, al estar muy deteriorados sus corales por las mareas y los pescadores que día tras día caminan sobre ella para buscar pulpos, babosas y peces que se quedan en ella al bajar la marea. También muchas embarcaciones de los complejos hoteleros de esta costa fondean  con mucha gente que viene a hacer snorkelling y buceo.

Después de un buen rato buceando entre peces de vivos colores y con el agua a unos 30 grados de temperatura, vamos el paraíso marino, me fui con el capitán, que me llevo a coger pulpos y caminamos sobre el arrecife casi una hora, también haciendo tiempo a que subiera la marea para poder regresar al interior del atolón. Así todo después del paseo estuvimos esperando otras casi dos horas en el cayuco que se me hicieron interminables por como pegaba el sol al mediodia. Menos mal que llevaba camiseta y gorra e intentaba hacerme sombra a mis piernas para no tener demasiadas e inevitables quemaduras solares.
Cuando la marea ya empezaba a cubrir el arrecife, la mayoría de los cayucos fondeados y varados en él, comenzaron a desplazarse con la pértiga hacia el norte, para ya cerca nuevamente de la isla sacar la vela y navegar de vuelta hacia Matemwe. Ahora las sensaciones eran aún mayores ya que como si de una regata se tratara los capitanes de los cayucos competían por llegar los primeros a la entrada del arrecife camino de vuelta a casa. La maniobra de entrada era difícil porque a la velocidad que íbamos sino se entraba por el sitio justo, era dejar media embarcación en la barrera, pero cabía esperar tanta maña en la maniobra como en el resto de manejo de tan rudimentario velero.

Llegamos a la playa, me despedí de mis profesores de vela después de pagar tan solo 25$ por unas 7 horas de inmejorable forma de navegar unida a un paraje precioso para bucear. Que de cosas guapas se pueden compartir con buena gente africana.
Me reúno con Santi que estaba acabando de leer su libro y nos vamos a tomar las ultimas cervezas de Zanzíbar comentando el día. Cena y alojamiento en Mohamed’s.

DÍA 18 DE VIAJE
25 ENERO  ZANZIBAR – DAR EL SAALAM
Por la mañana retornamos hacia Stone Town para coger el barco de vuelta a Dar. En la capital de Zanzíbar tenemos tiempo para ver el email y dar una ultima vuelta por el puerto, ver algunos de sus palacios y su famoso café Mercury’s, al ser oriundo de aquí el famosísimo cantante de Queen, Fredy Mercury, quien de padres parsisvivió en la isla hasta los 8 años, edad a la que se fueron a la India y de allí al Reino Unido. Parece que no pasa el tiempo pero ya hace 20 años que murió, y parece ayer cuando en su video pasaba la aspiradora vestido de mujer, grande Fredy, grande Queen.

Sacamos billetes y embarcamos esta vez en un ferri rápido, el Kilimanjaro III, que en dos horas nos llevaría de vuelta a la capital tanzana. En la travesía preciosas islas con playas de ensueño y dhows ciñendo para remontar la corriente hacia Zanzíbar. Ya cerca de Dar, atisbamos toda la costa y los grandes edificios de la ciudad, para entrar en su puerto lentamente entre la expectación de los lugareños y el pegajoso calor húmedo.
Desembarco y vuelta por Dar para ultimas compras, teniendo siempre mucho cuidado de no desaparecer en una de las alcantarillas de la ciudad, a las que roban sus tapas de hierro, dejando el enorme agujero que hará las delicias del conductor que sin darse cuenta meta la rueda de su vehículo ahí dentro y salga sin medio coche. Recogemos mochilas que habíamos dejado en el hostel para a última hora ir hacia el aeropuerto.
Santi ya se vuelve para casa y yo continuo viaje por África hasta marzo, así que nos vamos despidiendo recordando todo lo que conseguimos juntos, una montaña, muy alta para nosotros, pero que alcanzamos, un cráter, maravilloso cráter lleno de vida animal, y unas islas que evocando otros tiempos resisten al pasado por sus impresionantes y cristalinas aguas.

De camino al aeropuerto, me detengo en la estación de trenes de Tazara, para ver si hay billete para atravesar Tanzania hacia el sur en mi camino de viaje hacia Malawi, pero los trenes aquí ya no son lo que eran en la época colonial y solo sale dos días por semana, decidiendo hacer el viaje en bus al día siguiente y no esperando al próximo tren de viernes.
En el aeropuerto accedo a la terminal para acompañar a Santi a facturar, no sin antes tener que soportar la petición de algún dólar for eat, del funcionario del aeropuerto para dejarme pasar con él. Muy educadamente le dijimos al buen hombre “no dollar, no eat”, solo faltaba que encima de tener un buen trabajo en su país, donde tantos luchan cada día por comer, el funcionario de turno nos pidiera mordida para comer, unos tantos y otros tan poco, en fin.
A las 2 de la madrugada desde este aeropuerto entero patrocinado por Vodacom, Vodafone en Tanzania, quien patrocina hasta las chozas del más remoto pueblo, sale el vuelo de Santi con Egyptair vía El Cairo y no queda otra, despedida y abrazo de genial compañero durante estas semanas. Yo me quedo durmiendo un poco en el aeropuerto hasta las cuatro de la mañana que me voy hacia la estación de buses de Ubongo en mi próximo transito hacia Malawi. Pero eso vendrá en el siguiente capitulo, me muero de sueeeeño mis friends.
Continuará….

25 enero 2012

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE III - DEL KILIMANJARO AL NGORONGORO

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE III - DEL KILIMANJARO AL NGORONGORO

de Alberto Campa Montes, el miércoles, 25 de enero de 2012 a la(s) 15:06

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE III

DEL KILIMANJARO AL NGORONGORO



CONTINUACIÓN DÍA 9 DE VIAJE

16 ENERO UHURU PEAK – BARAFU CAMP – MWEKA CAMP

Tras disfrutar 37 minutos mágicos en la cumbre del Kilimanjaro, y después de tirar bastantes fotos dedicadas a chicas, familiares, amigos, Unicef, Avientu y Corresiero, iniciamos el rápido descenso al campamento Barafu, lugar de partida de la noche de ascensión. En la bajada Peter acompaña a Santi y yo bajo sacando alguna foto con Ndesareo, tanto a los últimos glaciares del Kibo como a las vistas de Africa desde este sitio privilegiado.

Toda la bajada, después de dejar la zona de hielo y nieve en Stella Point, la hacemos deslizándonos con las botas por la polvorienta lava menuda, al principio a gran velocidad pero luego al comenzar a fallar las fuerzas en las piernas, y tras pasar el subidón de haber hecho cumbre, vamos haciendo paradas que aprovecho disimuladamente para hacer fotos al Barafu Camp, pero luego ya sin disimulo alguno pidiéndole a Ndesareo tiempo para descansar. La temperatura a esas horas, a pesar de estar todavía a unos 5500m de altura no es mala, incluso sobra parte de la ropa del ascenso.

Lo que nos llevó casi 7 horas subir, lo descendimos en menos de hora y media, tras la cual llegamos a nuestra tienda del campamento donde pudimos descansar una hora, para luego comer algo y seguir bajando hacia el Mweka Camp.

En la tienda nada mas tirarse en el saco sueño profundo de un día que había sido intenso y al cual todavía le quedaban varias horas de esfuerzo. A la hora todo recogido, comida ligera y rápida y continuación del descenso por otra ruta hacia el Kili, que no se suele usar en subida, es la más directa, y sí en la bajada de varias rutas de ascenso. Es la Mweka Road, que con un desnivel bastante fuerte nos hizo perder altura rápido, primero hasta el Millenium Camp y luego hasta el Mweka Camp en unas tres horas y media de bajada escalonada. En Milleniun parada rápida para tomar una coca, hacia una semana que estábamos solo a agua y zumo, en zona de pequeño bar al lado del helipuerto para emergencias en el Kilimanjaro.

Ya en el Camp nos tiramos un poco a descansar y luego cena y charla con Ndesareo, Dula y resto de porteadores para agradecer el esfuerzo y la ayuda recibida para coronar.



DÍA 10 DE VIAJE

17 ENERO MWEKA CAMP – MWEKA GATE – MOSHI

Madrugamos para intentar bajar de los primeros hacia la puerta de del parque, hacer los trámites de salida y retornar a Moshi. Pero antes, visitamos el campamento americano donde el jefe de la expedición que acompaña a Kyle, el chico sin piernas ni brazos que corono el Kili, nos cuenta la historia de Kyle y luego el mismo accede a que le veamos en su tienda. Os comenté la historia en el pequeño articulo que publiqué días atrás “Tres historias del Kilimanjaro” y que podéis ver en el apartado “mis notas” de Facebook o en mi blog “Pasión por viajar” en ´HTTP//albertocampamontes.blogspot.com.

Me había parecido fuera de serie verle bajar días antes por aquellas rocas del Barafu Camp entre los gritos de sus porters y compañeros, pero mas nos impresionó verle en la tienda con una gran sonrisa en su cara, hablando y compartiendo su experiencia con nosotros, sin más palabras, os lo podéis imaginar. Me dice que le saque una foto para compartir con mis amigos españoles y así lo hago. A la puerta de la tienda sus almohadillas para zona de codos y rodillas, con las que en poco mas de 15 días habrá subido y bajado la montaña mas alta de África sin sus extremidades, genial, impactante y prueba de superación de cualquier problema.

En unas tres horas llegamos hasta la puerta de salida del parque, habiendo coincidido en la bajada con otra gente que también había llegado a cima, entre ellas una chica etíope, que viaja sola con su guía y que también estaba encantada de pisar el Kili. En la zona mas baja y selvática del parque muchos colobos guereza, una especie de monos, de cara y cola peluda y blanca, que como todos sus congéneres hacen las delicias de los espectadores con sus monerías en las ramas.

Esperamos en la salida del parque, tras registro de salida, por el certificado tanzano de ascensión del Kilimanjaro que nos firma Ndesareo, y luego esperamos la llegada del dalla-dalla que nos llevará a todos hacia Moshi. Entretanto los porteadores se asean y cambian de ropa en una zona habilitada.

En la furgo, una hora de viaje hasta Moshi, cantos Suahilis y alegría por regreso a ver a sus familias, después de una semana en la montaña. Nos despedimos de todos, les dejamos su merecida propina y repartimos algunos regalos de nuestro equipo, que agradecen tanto o mas que el dinero que les damos: barritas energéticas, ropa,bastones de Santi para Ndesareo, polainas de Santi para Dula y para Ndesareo también una tienda pequeña de 2kg de peso que yo llevaba por si necesitaba y que habíamos usado Mónica y yo en nuestro viaje por Sudáfrica y Swaziland años atrás. Me imagino, que aun con buenos recuerdos y conociendo a Mónica, también estaría encantada de que se la dejara para Ndesareo, que por su cara de felicidad, sé que la aprovechará y disfrutará más que nosotros en el futuro.

Nos alojamos este día en Moshi en una especie de Colegio regentado por religiosas llamado YMCA, y que tras bajar del Kili, lo vemos como un gran paraíso para descansar un día completo antes de seguir nuestro viaje. No es para menos, ya que aunque tiene unas habitaciones sencillas con mosquitera y ventilador de techo, lo mejor es que tiene una piscina de 25 metros donde nos daríamos varios chapuzones refrescantes.

Aprovechamos también para dejar preparada una pequeña colada, y salir a buscar un estilista tanzano que nos corte y afeite, los pelambres que no tocamos desde el inicio de nuestro viaje. Habitualmente corto el pelo en casi todos los viajes que hago, ya que además del precio que no suele pasar de uno o dos euros, se comparte un rato de charla agradable con el peluquero local. Hasta ahora lo corté en sitios tan diferentes como Pokara, a pies de los Anapurnas en Nepal, la capadocia turca, al lado del estadio del Boca Juniors en Buenos Aires o recientemente en el lago Nicaragua. Toda una experiencia que se me acaba, por que me falta material que cortar, será la edad.

Cargo dinero en el móvil para llamar a casa y dar signos de vida, y luego nos vamos a tomar unas cervezas de celebración junto a pizza local que nos sabe a gloria, la gloria del Kili.



DÍA 11 DE VIAJE

18 ENERO MOSHI

Día de relax total y de descanso en nuestro alojamiento YMCA, nuestro sencillo paraíso tanzano. Desayuno austero pero bien preparado y charla con chico mexicano que viaje con chica india, los dos afincados en Suiza y de viaje varios meses por la zona. Al poco de hablar con él y comentar mi resto de viaje, me viene con su guía de África del Este y me la regala para que la use yo, un detallado de viajero, viajero. Comprobación de daños colaterales del Kili, que en mi caso es la rotura definitiva de la uña del dedo gordo del pie, hubo que amputar, ja, ja, pero como no es la primera vez, no hubo demasiado dolor. Baño posterior y paso notas del Kili a mi portátil, viendo desde mi asiento a nuestro rival días atrás y que hoy deja ver su cumbre nevada con total claridad. Cambiando un poco de sitio, entre los arboles de Moshi, vemos también la figura del otro volcán mas bajo del Kilimanjaro, el Makwensi. Leemos correos de casa y vuestros coments de Facebook deseando suerte y que alegra ver después de tantos días, sobre todo al haber servido y mucho.

Entre las noticias que nos pasáis, la muerte de Fraga, independientemente de ideologías, un dinosaurio político que se extingue, ahora solo queda Carrillo de su época, y naufragio del barco Costa Concordia en las proximidades de Giglio. Noticia que me entristece un poco, ya que entre la veintena de barcos de crucero en los que viajamos, estuvimos en cinco de la compañía Costa Crociere, y claro por probabilidades este era uno de ellos. En concreto navegamos en el Concordia desde Savona en Italia hasta Chipre y varias islas del Egeo hace tres o cuatro años, era todo un mastodonte de mas de 300m de eslora y una verdadera ciudad flotante con capacidad para casi 5000 personas a bordo, me imagino el capitán fuera el mismo, sinceramente una pena el percance, cosas del destino. Y por ultimo el triunfo del Barça sobre el Madrid en la Copa, que aunque ya es una costumbre, no dejó de alegrarme este mi espíritu culé. Lo siento madridistas pero….a Mou y al Madrid les falta un escalón para ser los mejores, y hasta que no se baje el Barça de él, ja, ja, no hay nada que hacer. Quizá en la próxima década, jajá. No sigo tentando a la suerte, ya paro y me callo..

En la tarde salimos a visitar la mezquita y el templo indú de Moshi, nos tomamos una Serengueti en bar local desde donde observamos como en una pequeña peluquería cortan el pelo ya de noche y sin luz con una linterna dentro de la boca del peluquero a modo de “bocafrontal”, lo que no inventen aquí. Luego en la calle comemos pollo al grill de aquí con pincho muy moruno de aquí y bebida, todo por unos 10000TCh, es decir menos de 5 euros los dos, da gusto pedir la cuenta en Tanzania, nunca hay sustos.

De vuelta varios altísimos Masáis y con sus togas rojizas, venden sus medicinas naturales, a base de hierbas y plantas, en pequeños puestos de la calle, entre ellas, remedios para la malaria y la fiebre amarilla, que tiemblen los laboratorios farmacéuticos cuando empiecen a exportarlo. Nico, vete pidiendo un lote para la farmacia, ja, ja.

De vuelta al hostel, nos encontramos chico español de Úbeda, que nos cuenta que intento el Kili pero que por el mal de altura tuvo que bajarse al tercer día sobre los 4600m, y estaba arreglando cambio de vuelo para vuelta a España, una pena también al venir solo de viaje para hacer el Kili. Su compañero de ascensión, un brasileño seguía a cumbre.



DÍA 12 DE VIAJE

19 ENERO MOSHI – LAGO MANYARA - NGORONGORO

Hoy cambiamos de palo, y nos dirigimos al África mas autentica, al África primaria, animal, la más conocida en Europa, la de los grandes parques y reservas de vida salvaje. En concreto nos dirigiremos hacia el oeste con intención de visitar una de las mayores atracciones de un safari en África, la zona del P.N del Serengueti y aérea de conservación del Ngorongoro. Siempre hay que seleccionar un objetivo asequible al tiempo que se tiene y viendo las dimensiones de esta zona protegida nos centramos en el Ngorongoro, donde en relativo poco espacio se puede admirar casi toda la fauna africana.

Salimos desde Moshi entorno a las 10.30h, para ir por la carretera que lleva hacia Arusha y su parque nacional, paisaje de mucha plantación de palmera y platanales, gran actividad a las orillas de la carretera, vendedores, comerciantes, niños, mujeres y algún que otro animalejo viendo pasar el día.

Paramos a comer cerca de la ciudad de Arusha, de dimensiones mucho mayores que Moshi, y mucho mas caótica y desordenada, llegamos a la zona del lago Manyara, el cual podemos ver en toda su dimensión al ascender por la carretera que sigue hacia Serengueti. El lago menguado de tamaño al estar en época seca en estos meses, se ve enorme a nuestra izquierda, y mientras lo contemplábamos tenemos una grata sorpresa, al aparecer en escena un enorme elefante, avanzando por el lateral de la carretera e introduciéndose en la vegetación aplastando a su paso todo lo que pillaba. Pudimos fotografiarle y la verdad es que, aunque en anteriores viajes al continente vi muchos, sigue impresionándome por su gran volumen. Era un macho, y a diferencia del asiático, mucho más pequeño, es de los mayores animales terrestres que se pueden ver. Al poco tiempo, como si del mago Copperfield se tratara, tanta mole consiguió hacerse desaparecer por completo. No seria el último que viéramos en el día, y es curioso que anden sueltos en zonas distintas a los parques o reservas.

Continuamos viaje, atravesando varios poblados masáis, donde sus habitantes, estilizados y altísimos individuos pastoreaban su ganado, para tras unas 6 horas de trayecto, llegar a la entrada del Ngorongoro. Con nosotros va Francis quien se encarga de todos los trámites de acceso al área, tanto de entrada como de acampada para esa noche.

Antes de llegar al campamento paramos en un mirador cerca de la carretera, donde nos bajamos a ver uno de los mayores espectáculos que pueden ver los ojos humanos. Y no con esta frase quiero hacer simple literatura, sino que tras haber visto sitios muy espectaculares de este planeta, creo que la ventana a la que me asome esa tarde ha sido una de las vistas más bonitas de mi vida.

El Ngorongoro es el área de un grandísimo volcán extinto, en el cual se ha formado durante millones de años un ecosistema único en el interior de su cráter, un paraíso natural para el visitante y para todos los habitantes de su interior. Tiene unas dimensiones interiores de unos 20 kilómetros de ancho, y es como una miniatura del resto del grandísimo Serengueti, una porción asequible a la vista, sobre todo desde la atalaya a la que nos estábamos asomando.

Necesito haceros comprender la sensación que se tiene al verlo por primera vez, y no se me ocurre otro ejemplo que cuando vimos por primera vez la imagen de la película “Jurasic Park”, en la que se ve desde lo alto la actividad animal en el interior de la isla. Aquí no hay dinosaurios pero si se puede observar desde lo alto, manadas de elefantes, de búfalos, hipopótamos en el interior de los pequeños lagos de su interior, flamencos rosados en el gran lago y bosques, llanuras de praderas, ríos de agua, vamos un esmerado escenario de película.

Resistiéndonos a marchar y dejar de ver tal maravilla, seguimos viaje cresteando por la pista de tierra que recorre la parte superior del cráter, hasta el campamento donde colocaríamos la tienda y pasaríamos la noche. En concreto en un camp habilitado con desdejados aseos y área de cocina y comedor para elaborar las cenas de los campistas.

A nuestra llegada un grupo de cuatro masáis de la zona se acercan a nosotros para enseñarnos sus afiladas lanzas, y ofrecernos todo tipo de abalorios que ellos hacen y luego venden a los visitantes. No nos interesó el género pero al no haber demasiados extranjeros en ese momento insistieron muy educadamente. Ya había podido estar con ellos en sus poblados de la región de Masai Mara en la vecina Kenia, y continuación del Serengueti tanzano, y le comenté a Santi su interesante y a veces descolocadora forma de vivir.

Los masáis son una tribu de pastores nómadas, que procedentes del Sudán, fueron introduciéndose en las grandes llanuras africanas y en la zona del gran valle del Rif, pero hoy en día se fueron asentando en poblados más estables siguiendo con su ganado. Siguen viviendo en pequeñas chozas de estiércol y paja, sin ventanas, donde duermen y cocinan, y rodeadas por una empalizada hecho con madera y que les protege durante la noche a ellos y a su ganado de los ataques de otros animales. Siguen vistiendo también como siempre sus túnicas de colores rojizos y telas a cuadros, las cuales son las mejores para llamar la atención y evitar ataques sorpresa de los grandes felinos como el león. Y siguen teniendo como base de su alimentación la leche, carne y sangre de su ganado, que satisface todas sus necesidades nutritivas. Pero al mismo tiempo son capaces de ponerse una camiseta intercambiada con un visitante, fumar tabaco occidental o pasearse por las modernas ciudades como los Amish de Philadelfia, introducidos en el mundo moderno pero con las costumbres de siglos pasados.

Dentro de Tanzania, así como en Kenia, tienen un status especial dentro del territorio y prácticamente son los únicos habitantes de los grandes parques nacionales.

Continuando con el relato del viaje, Santi y yo nos fuimos con ellos a través de la vegetación cercana al camp hacia otra vista al interior del cráter, verdaderamente espectacular, y en esta ocasión con unos guías de lujo. Tras unas fotos nos devolvieron al campamento, eso si mediante la deseada propina de agradecimiento, por sus estupendas vistas mostradas. Son pastores, siguen siendo primarios, pero son mundiales y la pela es la pela, ja, ja. Interesantes estos masáis.

Cenamos en improvisada mesa dentro del barracón del campamento y nos vamos a dormir a nuestra tienda con algo de frio por la altura a la que estamos y por la gran tormenta de agua que acababa de caer.



DÍA 13 DE VIAJE

20 ENERO NGORONGORO – MOSHI

Amanecemos a las 7 de la mañana con un poco de frio y nos vamos a desayunar al barracón del camp para luego salir en un viejo todo terreno Toyota, junto con una familia canadiense de vacaciones en la zona, y comenzar el descenso al interior del cráter del Ngorongoro. La bajada de bastante desnivel, unos 800m desde la cresta del cráter hasta el interior, la hacemos entre grandes cactus de varios metros de altura y arboles espino así como casas de masais, viendo al fondo las primeras manadas de animales, sobre todo cebras y ñus. Al llegar al fondo del cráter la pista se hace totalmente llana, y en ella aparecen las primeras hienas con su aspecto misterioso y un poco macabro a la caza de algún despojo.

Nos internamos en una zona de bosque llamada Lerai Forest, y se nos cruzan varios perros salvajes, wildbest, y al fondo aparece una gran manada de elefantas con sus cachorrillos de casi una tonelada de peso, jugueteando entre los ramajes de los arbustos. Hacemos una parada para bajarnos del 4x4 y observar las monerías de un grupo de mandriles, subiendo y bajando de los arboles.

Dejamos atrás el bosque y salimos a zona de sabana, donde manadas de cebras con crías pequeñas preciosas pastan al lado de los seriotes ñus y gacelas Thompson. Al poco una hiena tirada cerca de la pista esta con dolores de parto y no creo le faltara mucho para echar fuera a su criatura. Todo es vida a nuestro alrededor, y en un espacio ni muy grande ni tampoco pequeño, estamos viendo casi toda la fauna salvaje africana. Para completarla en la parte aérea al acercarnos hasta el grandísimo lago interior del volcán vemos la mancha rosada de los miles de flamencos paseando a la orilla del agua. Ya lo pude ver en mi anterior visita a Kenia, en el Lago Naivasha, pero me impresionó como la primera vez, al parecerse a lo lejos a una acuarela de tonos paralelos, azules del agua, rosados de los flamencos y verdes de los pastos de la llanura, son los colores de la inmensa bandera que es el Ngorongoro.

Ya al mediodía nos detenemos cerca de un pequeño lago, que hace las delicias de un grupo de hipos y a los que solo somos capaces de ver orejas y ojos en la superficie, para comer nuestro picnic a base de pollo, sanchiwch y zumo. Para ello debemos de meternos a comer dentro del todoterreno, porque todos aquellos que intentan comer fuera son asaltados por grandes águilas que sobrevuelan a los excursionistas quitándoles la comida de la mano con sus grandes garras. Increíble la precisión con la que son capaces de marcharse con las viandas por sorpresa. Que capaces estas voraces rapaces, ja,ja. Durante el almuerzo charlo con la mama canadiense que me cuenta que están de vacaciones tres semanas viajando por Tanzania y luego con intención de visitar en Europa, Malta, España y Portugal.

Seguimos nuestro camino y avistamos a lo lejos una manada de leonas jóvenes plácidamente descansando y para finalizar el recorrido podemos ver una pareja de rinocerontes pastando junto a unas despreocupadas cebras.

Uno se podría pasar horas y horas observando tanta maravilla pero tras casi 7 horas de safari, comenzamos el ascenso de salida del cráter, mirando por la ventanilla y despidiéndonos de un espectáculo único e inigualable, un lugar donde los animales que lo habitan tienen todo lo necesario para vivir generación tras generación. Que sigas ahí por siempre Ngorongoro.

Nos acercamos a la puerta de salida del parque, viendo al pasar monolito en memoria de los grandes impulsores y conservadores de esta zona, padre e hijo alemanes que dedicaron su vida al proyecto que hoy es realidad, y que se encuentra muy cerca de otro sitio histórico, diría que prehistórico, que es la garganta de Olduvai, donde los antropólogos datan al homínido mas antiguo de la tierra. Uno no está todos los días en un escenario tan precioso y existencial como es esta zona del mundo, cuna de la humanidad.

Regresamos de nuevo hacia Moshi, en viaje de vuelta pasando por Arusha, y viendo totalmente despejado el Kilimanjaro al acercarnos a Moshi, donde unos nuevos aspirantes, los canadienses que nos acompaña en el día de hoy, intentaran subirlo en los próximos días.

Llegada a nuestro paraíso ya muy tarde para chapuzón en la piscina, tras día de 12 horas de Jeep con el radiador hirviendo por el esfuerzo de su adelantada edad, pero mereciendo la pena la jornada totalmente.
Continuará...






21 enero 2012

TRES HISTORIAS DEL KILIMANJARO

TRES HISTORIAS DEL KILIMANJARO

de Alberto Campa Montes, el Sábado, 21 de enero de 2012 a la(s) 21:22

TRES HISTORIAS DEL KILIMANJARO

Por Alberto Campa



Como os comentaba en mi último cuaderno de viaje relatando la ascensión al Kilimanjaro, a parte del recorrido a la cumbre, tuve relación con varias personas que hacen historia en esta montaña cada día y por diferentes motivos, que me hicieron conocer y sentir las muy diferentes batallas personales que se libran desde el comienzo de la ascensión y hasta la cima.

A ojos de vosotros, nuestros amigos, puede parecer que lo que un día comienza en casa como una aventura y un reto personal por mi parte, sea una meta exótica y complicada, y así lo pensé yo también, necesitando mucho esfuerzo para conseguirla. En el caso de mi compañero, creo aun más, al dejarse embaucar por mis sueños de viaje y aventura lejana, pero implicándose desde el primer momento en un proyecto que le requeriría, por edad, altitud y nuevo medio para el, más esfuerzo y fortaleza, aun si cabe.

Los dos lo logramos, con gran esfuerzo y con diferentes sensaciones hasta la cumbre, motivo de una gran satisfacción personal para nosotros, unos simples aficionados, y claro que es algo, que por vuestros comentarios calificáis de “grande”, de “titánico”, y en cierta medida así lo fue. Pero las historias que ahora os cuento, que vivimos en estos días en la montaña, y que reflejan el esfuerzo de diferentes gentes que conocimos allí arriba, veréis que si son mucho y gradualmente mas heroicas. Os las reflejo en unas personas en concreto, pero es el ejemplo de tantos y tantos que cada día luchan por algo, para sobrevivir a si mismos. Vamos con ellos.

Dule, es uno de tantos y tantos porteadores, que cada día inician el ascenso con gente como nosotros, que deseando cumplir un sueño nos embarcamos en esta meta. Pero a diferencia de nosotros, ellos lo hacen por necesidad, para alimentar a sus familias, en busca de una ansiada propina, para la cual trabajan cada día de una forma descomunal a nuestro modo occidental de ver el trabajo. Si para nosotros es dificultoso enfrentarse cada día a una nueva etapa de ascenso, imaginaros hacer esa ascensión en vez de con una mochila ligera, con una mochila de 12-15 kilos a la espalda y un saco de comida en la cabeza, o una bombona de butano, o una tienda de campaña. Subiendo por terreno de treking ascendente, o por complicados pasos aéreos de barranco, manteniendo el equilibrio de espalda y cabeza, a cada paso. Pero no solo eso, Dule nos veía salir cada día recogiendo nuestra tienda, nuestra mesa y sillas usadas en el desayuno, y desmontaba, recogía y preparaba todos los bultos para a continuación hacer nuestro recorrido mas rápido que nosotros, a fin de llegar al siguiente camp antes de nuestra llegada y tener todo nuevamente preparado para nuestro disfrute y descanso. Y como el todos los demás porters, que con gran amabilidad y sutileza, realizan este su trabajo de forma ejemplar para con los montañeros. Chapeau por Dule y los suyos.



Ndesareo, tiene 59 años y lleva muchos trabajando en esta montaña, ahora con gran orgullo como guía, con gran experiencia, con gran profesionalidad, con un mayor sentido de ayuda a quienes buscamos la ansiada meta: el techo de África. Sin el, y gente como el seria imposible para nosotros la gente de la calle, para quienes no somos grandes montañeros ni alpinistas, sino meros esmerados cumplidores de sueños.

Su mirada dice muchas cosas, sus ojos han visto mucha gente, muchas situaciones, agradables y desagradables, y fijo ha ayudado a cumplir ese sueño a mucha gente antes que a nosotros. Ndesareo no lleva ropa de marca, ni técnica, al principio lleva viejos pantalones de tergal, y cuando se pone frio, chandal y un viejo anorak. Hablando con el, un día al comer de camino a una nueva cota en el Kili, le preguntamos cuantas ascensiones llevaba, por supuesto que sabiendo es su trabajo, me imaginaban eran mas de cien, pero se hizo un nuevo héroe para mí, cuando sobre su negra mano, comenzó a calcular con una piedra bien escogida del suelo a modo de tiza blanca, ese numero y no pudimos quedar mas que sorprendidos con el resultado. Nos pinto en su piel, sin ningún tipo de exaltación, que subía 3 veces por mes, que por 12 meses suman 36 veces al año, y que por 25 años que lleva en este su Kilimanjaro, supone que ha hecho mas de 900 veces cumbre en una montaña de casi 6000m, a años luz de los demás mortales. Chapeau por Ndesareo.

Y por ultimo os cuento la historia de superación que mas me emocionó en esta subida. Es la historia de un chico norteamericano llamado Kyle. Me dijo que era del estado de Georgia, que tenia 25 años, y podría ser un chico como el resto de sus compañeros de aventura, a la caza de la montaña mas alta de África, pero para Kyle no es así, para Kyle es algo mas, es demostrar a los suyos, y al mundo, que no hay nada imposible de realizar, si se escoge una meta casi real y se pone todo, todo, para conseguirla.

Cuando llegamos al último campamento, Barafu Camp, desde donde descansaríamos unas horas para luego atacar durante toda la noche la cumbre del Kili, vimos un gran tumulto de montañeros y porteadores cantando al lado de sus tiendas. No estaban preparando todo para el ascenso sino esperando al ultimo de sus compañeros que estaba finalizando el descenso. Cuando vieron que llegaba al campamento comenzaron a aplaudir y vitorear su hazaña, no era para menos. Me alegro os haya gustado nuestra hazaña, la de nosotros estos amigos vuestros, conseguir subir al Top of África, me alegro valoréis mucho más, el hacerlo con tal cantidad de kilos encima como Dule y los suyos, me alegro que también os sorprenda el numero de veces que una persona subió esta montaña en su vida como Ndesareo, pero imaginaros esta difícil ascensión, por pendiente, por altura, por frio, si tuvieses que hacerla sin brazos, teniendo que mantener el equilibrio con el mal de altura, solo con unas extremidades, o sin piernas, teniendo que subir con unas muletas hasta allí arriba, pues ahí va la superhazaña de Kyle, imaginaros a Kyle, a quien vi llegar al campamento aplaudido por todos sus compañeros, sin brazos y sin piernas, arrastrándose sobre sus almohadillas en los muñones de los inexistentes brazos y piernas, y si os lo imagináis como yo lo he visto, llorareis de emoción como yo, no me cuesta reconocerlo, lloré en ese momento de satisfacción por Kyle, quien consiguió su sueño, subir y bajar el Kilimanjaro, con solo su cuerpo, solo su cuerpo.


Al día siguiente ya habiendo descendido nosotros al Barafu Camp, y luego al Mweka Camp, con la gran satisfacción de haber cumplido nuestro sueño, Kyle nos recibió en su tienda, con sus almohadillas a modo de protesis a la entrada, charló con nosotros y nos conto su superhazaña, en tan solo 12 días, solo el doble que nosotros, cumplió su supersueño de subir al techo de África. SuperChapeau por Kyle. Como dice un lema deportivo que nos gusta mucho a un amigo y a mí:

Sentirse vivo, no consiste solo en seguir respirando.


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    • Maria Belén Costa Rivas EMOCIONANTE, simplemente, me he quedado sin palabras, sigue relatándonos estas historias para aunque sea en la distancia podamos hacer que formen parte de la nuestra y que esas personas ocupen un pequeño hueco en nuestro corazón y que abramos los ojos y veamos cuan materialistas, egoistas y vacios podemos llegar a ser. UN ABRAZO !!!!
      Hace 3 minutos ·

19 enero 2012

CUADERNO DE VIAJE AFRICA II - ASCENSO AL KILIMANJARO

CUADERNO DE VIAJE AFRICA II - ASCENSO AL KILIMANJARO

de Alberto Campa Montes, el jueves, 19 de enero de 2012 a la(s) 4:24
Espero poder relataros la ascensión a esta montaña como si hubierais estado todos ahí subiendo con nosotros, espero os guste.




DÍA 5 DE VIAJE

12 ENERO MOSHI – MACHAME GATE – MACHAME CAMP

Tras los preparativos del día anterior, salimos a las nueve de la mañana en un dalla-dalla desde Moshi hacia la puerta de acceso al P.N del Kilimanjaro de Machame. Vamos Santi y yo, con quien será nuestro guía y sus porteadores, que llevan todo el equipo de tiendas y comida para los seis días en los que intentaremos la ascensión y el descenso a la puerta de Mweka, en otro punto de la falda del Kili. Hemos dejado en la ciudad todo lo que no nos es imprescindible, que podría ser mucho más de lo que llevamos, salvo por el último día, que por el frio a casi 6000m condiciona llevar mucha ropa de abrigo para ese solo día.

Son las 11 de la mañana y ya estamos en la puerta de entrada al Kili, Machame Gate, tras haber atravesado la pequeña población del mismo nombre y con mucha actividad a esas horas. Los porteadores bajan todo el equipo y comida para el pesaje en una vieja bascula, que funcionarios del parque nacional controlan no exceda de 15 kilos por porteador. Nosotros mientras tanto pagamos las tasas de acceso y acampada en principio para seis días. No puedo negar que tanto Santi como yo estábamos un poco nerviosos y con ganas de comenzar ya a caminar hacia nuestro altísimo amigo Kili. Mi reloj marca 26 grados y rellenamos los bidones de agua para la caminata de ese día.

Nos dan el ok de acceso sobre las 11.30h y empezamos caminando junto a Dula, uno de nuestros porters. El comienzo es por zona selvática de gran y alta vegetación con muchos sonidos de pájaros y algún que otro mono. El camino es muy bueno, marcado y escalonado con raíces y ramas de arboles, rellenas de tierra y piedra, ya que también son caminos utilizados por personas que vienen solo uno o dos días a conocer el P.N sin atacar la cumbre. Sobre las dos nos detenemos para comer un poco de pollo y un pequeño sándwich que llevábamos preparado desde la salida. De postre plátanos, tan enanos como riquísimos. Charlamos con Dula en medio portugués, al conocer un poco esta lengua en sus trece años de trabajo en una fabrica mozambiqueña. Poco a poco iríamos conociendo a un algo tímido pero muy complaciente amigo Dula.

Como en todo viaje, empezamos a entablar conversación con otros obstinados montañeros aficionados como nosotros en su camino a la cumbre. En este caso dos checos que viajan con un alemán y dos chicos y una chica daneses.

Nos detenemos en una pequeña cascada a rellenar los bidones de agua, ya casi consumida por el aplastante calor de las horas de caminata por la selva hasta llegar al campamento de Machame Camp sobre las cuatro de la tarde y con la temperatura ya bajando a unos 16 grados. Al llegar a cada zona de acampada de la montaña, lo primero es ir a registrarse en el libro del guarda de montaña, en una pequeña construcción de madera en el centro de la zona de colocar las tiendas. Ya preparadas las tiendas, una para dormir nosotros, otra para los porteadores y otra para comer , comienza a llover copiosamente, cosa que luego veríamos es bastante habitual a primeras horas de la tarde, todos los días. Cenamos en la tienda y nos acostamos pronto al no tener más luz que la de nuestros frontales. Esta primera noche tenia bastante ansiedad y me costaba dormirme, nunca me había enfrentado a algo parecido, quizá lo mas parecido fuera mi primer maratón en la ciudad de Nueva York, pero eso no serian mas de cuatro horas y coronar aquí serian unos cuatro días. Santi mientras tanto se calmaba abriendo y cerrando cremalleras de su mochila y colocando y recolocando todo dentro de la tienda, menudos dos intrépidos estábamos hechos.



DÍA 6 DE VIAJE

13 ENERO MACHAME CAMP – SHIRA CAMP

Nos levantamos a las 7 de la mañana, bajando la temperatura durante la noche a unos 8 grados. Se notaba ya que habíamos ido ganando altura el día anterior y la noche refrescaba bastante. Dula ya nos tenía preparada una palancana con agua calentada en el hornillo, para lavarnos un poco la cara y manos. Desayunamos puré de mandioca con tortilla, salchicha, tomate y papaya. No sería por reponer fuerzas cada día.

Iniciamos el ascenso del recorrido con nuestro guía Ndesaro, con un día precioso, sobre las 8.15 rondando la temperatura los 15 grados, y en el camino intercambiamos saludos con los checos y daneses, así como con un grupo de austriacos. Según el registro de Machame Camp, ese día recorríamos etapa unas 70 personas por esta ruta.

Al ir ascendiendo se ve como va cambiando la vegetación, que como en todas las montañas va teniendo cada vez menos altura. Paramos a comer a unos 3600m con una pequeña granizada sin importancia. Saco mi bolsa de plástico con la comida, entre la que va una pequeña ala de pollo, y que sirva la rima, apoyo en una piedra, mientras un gran cuervo negro con corona blanca me vigila atento a mis movimientos. Lo que estaba pensando se cumple y mientras le saco una foto, se acerca y se marcha con mi comida envuelta en papel aluminio. ¡Que pájaro, este pájaro!, bueno allá él, si no le quita el envoltorio y se pilla un dolor de barriga,ja,ja.

Tras cuatro horas y media de ascensión llegamos a la zona de Shira Camp, donde con bastante afluencia de gente ocupamos nuestras tiendas en el centro de la gran explanada con vistas a uno de los 3 cráteres del Kilimanjaro, en este caso el más occidental: el Shira. Como el día anterior empieza a llover fuerte y nos refugiamos en la tienda, hasta pasar el chaparrón y luego dar un paseo por la zona, en la que hay varias cuevas con emanaciones volcánicas. Cenamos sopa y pescado desecado con arroz. Intentamos dormirnos pronto al oscurecer pero los cantos y charlas de los porteadores de todos los grupos que allí estábamos lo hacen difícil. Además ese día era viernes 13, de película. Hacia la una de la madrugada silencio total en el Shira Camp. Esa noche haría bastante viento, pero al calmarse, sobre las tres de la mañana me levanto a hacer una meadilla, y cual es mi sorpresa al ver un cielo resplandeciente de estrellas, con luna semillena, mejor dicho semivacía, al estar menguando ya, y al darme la vuelta para dirigirme a la tienda veo por primera vez al coloso totalmente despejado de nubes. Aviso a Santi y nos quedamos los dos viendo la fastuosa estampa de nuestro rival con sus glaciares occidentales blancos brillantes en la noche de luna. Nos metemos de nuevo en la tienda a solas con nuestros pensamientos de montaña.



DÍA 7 DE VIAJE

14 ENERO SHIRA CAMP – BARRANCO CAMP

Esta noche ya pasamos un poco de frio en el saco. Al amanecer mi reloj marca solo tres grados y la tienda está con bastante escarcha por fuera. Son las 7.30 y al salir de la tienda otra vez nos recibe un precioso día de sol ascendente y vista fastuosa del Monte Meru, segundo más alto en Tanzania tras el Kili, con unos 4500m de altura, y enclavado en el P.N. de Arusha.

Después de desayunar salimos en una etapa ya un poco más física que las anteriores y sobre todo de aclimatación, al pasar de los 3850m del Shira Camp a los 4600m de la zona conocida como torre de lava, Lava Tower. Los porteadores, ya suficientemente aclimatados, por su duro y regular trabajo en altura, toman un atajo sin subir a Lava Tower hacia nuestro próximo Camp.

En esta fuerte ascensión, comienzo a tener un claro dolor de cabeza. Nunca había estado en ninguna montaña por encima de los 4000m, y al parar a comer en la zona de la gran torre de lava tengo la cabeza bastante embotada. Estamos a 4600m y desde ahí bajaríamos al campamento Barranco, fácil saber el porqué del nombre, a 3900m para pasar allí la siguiente noche. En el descenso de unas dos horas hacia Barranco Camp, muchas lobelias, algunas de ellas gigantes, decoran el pedregoso barranco en el que al final se divisa la zona de acampada.

Siguiendo con la tradición, a primera hora de la tarde comienza a llover, despejando una hora mas tarde y apareciendo esta vez a nuestro norte el gigante Kibo, nombre del volcán principal del Kilimanjaro, y al que tras rodear por su cara este, ascenderemos en la noche del día siguiente. Observamos perfectamente los glaciares de la cara sur. Charlamos con una joven chica polaca, de la misma Polonia, mas bien del centro de la misma Polonia, …ya lo dejo, y sigo a lo mio, con la que comparto impresiones de su precioso país, que tuvimos la oportunidad de visitar hace ya unos años.

El grupo de austriacos se prepara para cenar en una gran tienda cuasi militar. Son 21 sus integrantes y ninguno baja de los 70 años, que fieras este Imserso austriaco. Santi se siente aún más chaval a su lado. No es para menos, pero el Tirol entrena bien en montaña a sus gentes. Me entero que la integrante de mayor edad que intentará hacer cumbre tiene 81 años, ahí es nada, puede que se acerque a record en la historia del Kili.

A la caída del sol el Kibo se muestra rojizo y muy guapo. A la noche se ven las luces de Moshi al fondo del barranco. Estamos a 3900m, unos 3000m por encima de la ciudad. Mañana será un día duro, a intentar dormir, no lo conseguimos de tirón ningún día.



DÍA 8 DE VIAJE

15 ENERO BARRANCO CAMP – BARAFU CAMP

A la mañana, los checos se nos desperezan delante de nuestra tienda, charlamos un poco, en checo no, en ingles casi tampoco, y por señas fenomenal todos. Luego salida subiendo por la cara norte del barranco. Aquí el terreno se complica, ya no es trekking, sino que empiezan varias trepaderas y varios pasos bastante aéreos. Santi tiene algunas dificultades y nuestro guía Ndesario y yo le intentamos ayudar en las zonas más peligrosas de caída. Cogiendo ya mucha altura en el barranco nos topamos con una pareja americana, en concreto de Carolina del Sur. Van con un guía, ella cogida de su mano, y con un miedo atroz. Les acompañamos un tiempo y ayudo a la chica por delante del guía, a subir las trepaderas cogiendo sus bastones y ayudando a pasar los últimos metros de barranco. En lo alto nos dan las gracias mientras otro americano, este más yanqui, grita de alegría por haber pasado una zona muy complicada. Pero no le quedaría nada al Sinatra todavía.

A continuación cruzamos el valle de Karanga, comiendo en su campamento, donde hacen noche los que intentan el ascenso en siete días, en vez de en seis como nosotros. Tras comida seguimos por zona ya de lava suelta y mucha piedra hacia nuestro último campamento: Barafu.

Llegamos a él sobre la una del mediodía, y comienza a llover bastante. Al avanzar por el Camp, nos encontramos con un chico que está acabando el descenso desde cumbre, pero de una forma muy especial y que nos emociona fuertemente. Os cuento la historia en los próximos días, os conmoverá fijo. Hasta llegar a la tienda nos refugiamos en un barracón metálico para emergencias médicas en el ataque final a cumbre. Conversamos con varios porteadores también allí refugiados de la lluvia. Unos son de Moshi, otros de la vecina ciudad de Arusha, pero eso si todos muy jóvenes. Por supuesto que les dedicaré unas palabras junto a la anterior.

Al poco de estar allí, llega la pareja americana, que me vuelve a dar las gracias por la ayuda, y firmamos todos en el libro de registro del campamento definitivo. Ndesario nos dice que lloverá dos horas y luego parará y así se cumple. Esta montaña tiene muchos cambios climatológicos pero casi todos predecibles por los que llevan aquí una vida. También os contaré la historia de este “sherpa africano”.

Comemos pronto y preparamos asalto final en el interior de la tienda, ropa, guantes, mochila, frontales,etc. Dula nos trae unos cacahuetes y té a la tienda, hay que estar fuertes, se prepara una noche dura, como así fue. Intentamos dormir un poco, ya que saldremos a medianoche, pero es imposible, hay tensión a tope, me duele la cabeza y tomo un ibuprofeno que me ayuda a disminuir el dolor. Tensa espera, no solo de nuestra tienda, sino de la de las otras aproximadamente 70 personas venidas de muy diferentes países, que intentarán coronar el techo de África en esa noche. Españoles solo nosotros, asturianos creo que también…es broma, claro que también los únicos. A por ello.





DÍA 9 DE VIAJE

16 ENERO BARAFU CAMP- STELLA POINT – UHURU PEAK

Vaya día, mejor dicho vaya noche y vaya día nos espera, sobre todo por un actor nuevo tanto para Santi como para mí, la altura. Pero también por el frio que está varios grados bajo cero y a medida que cogeríamos altura iría congelando más manos y pies.

Salimos del campamento a 4900m a las 00.10h para iniciar el ascenso final. Ndesaro abre el grupo, seguido por Santi y yo, y llevamos a Peter cerrando el grupo por si alguno comienza con signos de mal de altura, poder descender uno con él y continuar el otro con Ndesario. Una procesión de luces se eleva por la pendiente, grupos de frontales avanzan serpenteando primero el inclinado y largo campamento, para luego iniciar la pendiente de lava. Yo me siento excesivamente fatigado, las pulsaciones por las nubes, y al acercarnos a los 5000m de altura con cierta borrachera. Santi aparentemente va bien, aunque tenemos que detenernos al poco para intentar coger algo más de aire. Ndesaro siempre nos llevo todos los días, pole-pole, como dicen en Suajili, despacio, despacio, para ir adaptándonos despacio a la altura, pero en esta ocasión ni eso nos ayuda. Empezamos a dar 4 y 5 pasos para avanzar un metro, y así todo la fatiga es mucha. Hay zonas en las que debemos subir fuertes escalones de piedra. Yo intento concentrarme en la respiración y aunque me duele la cabeza, empiezo a mantener un ritmo muy bajo pero a ritmo. Santi al contrario cada vez va a peor, va delante mio y se va para todos los lados, su pulsometro no se dispara, pero la sensación de borrachera y sueño aumentan. Yo no llevo pulsometro, nunca lo use, pero sé que voy al máximo. No somos grandes montañeros, solo aficionados con un reto difícil pero posible para nuestro físico, pero hasta donde llega ese limite físico en una altura por primera vez probada?. Pues ni idea, de momento para arriba, pero pasan las horas y mirar hacia ahí arriba desmoraliza, al no ver el final de la cadena de luces de frontales. Santi me dice que su gps marca 5200m, mi altímetro por ahí se anda, nos queda un mundo y la altura te hace avanzar como tortugas con veinte copas de más. Santi está a punto de caerse en varias ocasiones, yo mando a Peter que me adelante e intente controlar que no se caiga, yo bastante tengo con ir derecho. El resto de grupos que nos adelanta o adelantamos, que ya es decir, a esa velocidad extrema que llevamos, está muy similar y vamos viendo a mucha gente que se queda y da marcha atrás.

La noche es larguísima, pienso en mis chicas, de dos y de cuatro patas, y me ayudan un montón por que me distraigo de los miles de pasitos de andador que voy dando, mientras Santi se para en una roca casi dormido. Estamos a 5400m y Santi quiere seguir pero tiene mucho sueño, le pregunto a Ndesaro que si cree que se puede continuar o no, nos dice que los síntomas aún no son muy grandes y que adelante. Santi es un campeón y sigue, más abajo se oyen gritos de, me parecía el americano, vómitos y vomitonas atronadoras. Luego paran, supongo de vuelta hacia abajo. Un medico viene por detrás comprobando a los que estamos parados, le habla a Santi, le pregunta si esta bien y Santi reacciona bien hablando e incluso cantando, “ye de Valdesoto”, así que palante.

Miramos altura y pasamos ya los 5500, lentos, muy lentos pero ya a menos de 300m de Stella Point, donde coronas el vértice del cráter del Kibo. Desde ahí, aún hay que llegar al Uhuru Peak, el punto más alto del cráter y del Kilimanjaro. Santi aguanta estoicamente pero cuando nos detenemos de nuevo, me dice que no puede más, que se cae, que no puede, que siga yo y que el baja. Estamos casi arriba, le pregunto a Ndesaro otra vez, y ahora si que veo en su cara que los síntomas son muy claros y que el mal de altura le da fuerte, pero cuando ya parecía inevitable que no coronásemos los dos, Ndesario le dice a Peter que le ayude y que para arriba. Yo echaría una mano pero la verdad es que ni para coger una pelusilla, ahora eso si con una alegría enorme cuando veo que Santi se incorpora y casi ya sin darnos cuenta estamos en Stella Point.

No estamos en todo lo alto, pero nos abrazamos como si ya estuviéramos, una vez en el cráter la pendiente es mucho mas ligera, empieza a amanecer con un rojo, rojísimo cielo y el solo nos mira por encima del Mawenzi, el tercero de los cráteres del Kili, al este, la sensación es de que ahora ya podemos hacer cumbre como sea, está ahí, a menos de 100m. Son más de las seis de la mañana. Disfrutamos de la vista de la parte norte en Kenia y del resto de Tanzania. Sacamos unas fotos con alegría contenida y seguimos hasta el cartel que indica los 5895m de altura del techo de África, que por cierto iba con la idea de ver el viejo cartel de tablas de madera, y ahora hay uno metálico y nuevo de paquete. Bueno nuevo y con una pegatina del grupo de montaña Avientu que estuvo también allí.

TOP OF ÁFRICA PARA UNOS AFICIONADOS QUE CON GANAS E ILUSION CORONARON CASI A 6000M. QUE ALEGRIA COMPARTIDA CON TODOS, CON FOTOS Y DEDICATORIAS QUE OS PASARE. CUMBRE PARA TODOS NUESTROS AMIGOS, TODOS, TODOS. ABRAZO DE LOS DOS.

Bueno, el día no acaba ahí, debería contaros la bajada hasta Barafu, que también se las trajo, y luego casi de inmediato a Mweka Camp, el día fue larguísimo, pero es que estoy casi más agotado de escribir que de la subida, jajá. Os sigo contando el resto otro día junto al resto de viaje, gracias por estar ahí.

11 enero 2012

CUADERNO DE VIAJE AFRICA - KILIMANJARO

CUADERNO DE VIAJE AFRICA - KILIMANJARO

de Alberto Campa Montes, el miércoles, 11 de enero de 2012 a la(s) 15:24


Hacia ya tiempo que rondaba por mi cabeza la idea de viajar nuevamente a África. Ya había estado anteriormente en varias ocasiones, pero ahora mi ilusión era verla desde lo más alto, y ese sitio no podía ser otro que el gran Kilimanjaro. Mi intención es este viaje es recorrer varios países de África del este, comenzando por el que alberga el Kili, Tanzania, para a continuación vagabundear por otros como Malawi, Mozambique, Zimbabue, Zambia, Burundi, Ruanda y finalizando en en el antiguo reino de Buganda. Como digo esa es la intención, pero como decía el gran filosofo norteamericano Forrest Gummmmp “la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”. Así que, como en otras ocasiones os cuento a través de este cuaderno de viaje, esta nueva aventura por el continente, que quienes me conocéis bien, sabéis es mi favorito. Espero por lo menos os entretenga cada vez que tengáis oportunidad de leerlo, y a ver que sale.





DÍA 1

8 ENERO ASTURIAS - MADRID - EL CAIRO

Comienzo nuevo viaje, en esta ocasión acompañado en las primeras semanas, por mi amigo y compañero de fatigas atléticas Santi Somoza, con quien comentando un día hace ya más de un año la idea de ascender el Kili o de correr su famoso maratón, se fue fraguando la primera, en este recorrido que empezamos hoy en nuestra Asturias.

Partimos en coche de alquiler a las 6 de la mañana hacia Madrid Barajas para allí coger vuelo hacia El Cairo a las 15:30h. Mientras pasamos la autopista del Huerna una luna casi llena y muy luminosa nos despide como augurando lo que va a ser un precioso viaje, con pequeña aventura incluida. El amanecer en tierras leonesas nos muestra una salida de sol rojizo acompañado de una buena “pelona” que hace hielo los espejos retrovisores, avisándonos también de que si conseguimos coronar el techo de África, pasaremos mucho frio, eso seguro.

Ya en Barajas sacamos tarjetas de embarque de la compañía Egiptair, con pequeño susto incluido, ya que no habíamos tramitado el visado de entrada en Tanzania previamente, para hacerlo al llegar al país, y en el caso de Santi que va unos veinte días no hay problema, pero en mi caso que tengo intención de quedarme hasta el mes de marzo, y sobrepaso los 30 días por los que otorgan el visado de turista, me indican que me lo pueden denegar al no llevar vuelo cerrado con máximo de un mes. No obstante en la oficina de Egiptair en el aeropuerto me emiten un billete de vuelta ficticio y puedo embarcar. Primera prueba: superada. Uff, mal trago, nada más empezar.

En el vuelo repasamos notas del viaje, que como casi siempre me gusta, no va casi nada organizado desde aquí, debiendo improvisar sobre la marcha casi todo cada día, desde el alojamiento hasta los transportes por el país. A última hora llegada al aeropuerto de El Cairo, sobrevolando la ciudad de las pirámides, y volviendo a la memoria mi primer viaje a Egipto, a finales de los ochenta, y el horrendo aterrizaje con la compañía búlgara Balkan, en la que entramos escorados a tomar tierra y oyendo rodar botellas y restos del catering por cabina, y monumental aplauso al piloto…pero por no habernos matado a todos al tomar pista, ja, ja. Esta vez todo en orden con la compañía egipcia.



DÍA 2

9 ENERO EL CAIRO - DAR ES SALAM

Tras unas horas de conexión en El Cairo y ya comenzando el lunes, tomamos vuelo nocturno hacia la capital tanzana. En el vuelo muchas familias alemanas en viaje hacia la que en el pasado fue una de sus colonias más importantes, y que como en más de una ocasión luego pasaría a manos británicas antes de su independencia.

A primera hora de la mañana, y tras unas veinticuatro horas de viaje, llegamos al aeropuerto Julius Nyenere, en recuerdo del que fuera el padre de la patria tanzana y uno de los mejores políticos, junto a Nelson Mandela, del pasado siglo en el continente negro.

Tras cambiar algo de dinero a la salida de la terminal, como en casi toda África dejas un par de billetes y recibes un fajo enorme, en este caso de Chelines tanzanos, nos vamos hacia el centro de Dar el Saalam, a unos 12 kilómetros del aeropuerto y con gran atasco de entrada a la ciudad. Llegamos a una zona de hoteles baratos, aquí hablaríamos de hostales, y tras dudar entre el Jambo y el Safari, nos decidimos por el Safari Hotel Convention Center, no, Convention Center no, dejémoslo en hotel Safari. Habitación sencilla, barata, con ventilador y baño o casi baño, pero bastante limpio para lo que se da en estos lares.

Mientras preparaban la habitación, dejamos los pesados petates, y nos damos una vuelta por el centro, con bastante tráfico y al acercarnos al muelle, muchos locales nos ofrecen billetes de ferry a la cercana isla de Zanzíbar. Visitamos el barrio de Kivuloni, quizá uno de los mejores de la ciudad, donde se encuentra el palacio presidencial, y numerosas embajadas decoradas con unos extraños arboles de gran hoja verde parecidos a candelabros. Al pasar caminando Santi ve una escuela y no resiste la tentación de entrar a ver como seria dar clase a unos preciosos y muy negritos niños de primaria, que estaban preparando junto a sus profesores una clase en el patio del colegio, con gran movimiento de pupitres y demás aperos de enseñanza. Por algo me da que fue un gran teacher.


Muy cerca de allí nos encontramos con el famoso antes Hotel Kilimanjaro Kempiski, hoy de la cadena Hyatt, y ante la ausencia de bares que vendieran cerveza entramos a tomarnos una Kilimanjaro y una Safari, que servidas en envase de medio litro y muy frías hicieron las delicias de estos dos cansados y envueltos en sudor, viajeros asturianos. Ya rehidratados y mineralizados regresamos a nuestra realidad de hotel, muy alejado del fastuoso lujo africano del Hyatt.

Dormimos unas horas y salimos a enterarnos de los buses para al día siguiente irnos hacia la ciudad de Moshi, punto de partida para nuestro principal objetivo de viaje. Comemos unos nudels y ugali, una especie de pasta de harina de maíz y mandioca, junto con una Mirinda ¿os acordaís?, en restaurante local. El postre en la calle, unas rodajas de piña recién cortada con afilado machete, que nos refresco algo del enorme calor húmedo de esta ciudad y que a esas horas todavía rondaba los 40 grados.

A descansar, que mañana toca día completo de bus, en nuestro hotel con algo de pequeña fauna en la habitación. Para algo se llama Safari.

DÍA 3

10 ENERO DAR ES SALAM - MOSHI

A primera hora y tras desayuno austero, nos vamos en un Dalla Dalla, especie de microbús abarrotado de gente hasta la estación de Ubongo, de donde salen los buses hacia cualquier parte del país. Entre el caos de autobuses y gente, nos dejamos guiar por un muchachuelo que nos lleva hasta su compañía de buses para sacarnos los billetes y enseñarnos nuestro bus entre un centenar de ellos a punto de salir a las siete de la mañana. Es curioso que cada fila no sea de cuatro asientos, sino de dos a derecha y tres a izquierda, pero con el mismo ancho de bus que otro, por lo que el viaje lo hacemos un poco arrepiñados. Miramos atrás y somos los únicos viajeros blancos, pero la verdad que ni nos prestan ninguna atención. La salida del bus de la estación caótica, tardamos casi media hora solo en cruzar la verja de salida a la carretera.

Al salir de Dar es Salam una innumerable caravana de buses, comienza a adelantar dallas-dallas, motocarros, bicicletas y todo lo que se presenta por el camino. El paisaje desde la ventanilla como en toda África, vendedores de grandes camas de madera, puestos de frutas y comida en los arcenes, mucha gente fabricando grandes bloques de cemento y de barro para construir casas, bicis con cargamentos enormes que no dejan ver al ciclista y en cada parada del bus, niños ofreciendo bolsas de mangos y naranjas peladas por las ventanillas. Un no parar de mirar con los ojos. Santi que es su primer viaje a África me va comentando cada poco que esta gente es la monda y que aunque todo parece un desbarajuste, todo funciona.

Intentamos dormir un poco, ya que tenemos unas cuantas horas de bus, pero entre la estrechez de asientos y el calor, se hace difícil. A mitad de camino y cerca de la población de Mombo el conductor para en una africana área de servicios, con restaurante especializado en asados con patatas y empanadillas triangulares fritas, que no están mal. Pensando que el bus pararía una media hora nos ponemos a comer algo pero cuando nos estamos instalando en la mesa vemos como nuestro bus se va, saliendo a la carrera a pillarlo con la comida medio colgando, ja,ja. Por lo menos no quedamos en tierra. Ya os había comentando, que casi ni se habían fijado en este par de blancos, así que ni nos echaban de menos en el bus.

Atravesando plantaciones de maíz y de palmeras, bordeamos las Montañas Usambara y continuamos viaje intuyendo la silueta del Kili a nuestra llegada a Moshi. Estaba ahí esperándonos pero con una cantidad de nubes a su alrededor que era imposible verlo. Mas tarde tuvimos suerte y pudimos hasta fotografiar sus nieves de la cumbre.

Una vez en la ciudad buscamos alojamiento en el Haira, un viejo hotel sencillo pero muy céntrico, desde donde tras negociar habitación sin baño, salimos a tomar una cervecina local. La suerte nos deparó sentarnos cerca de una pareja que Santi oyó hablar en español, aunque el resultó ser italiano y ella catalana, y que acababan de bajar esa mañana de hacer cumbre en el Kili, y claro está aprovechamos para interrogarles de todos los preparativos previos a la subida. Como ya habíamos leído, mucha fatiga a partir del tercer día por la altura, frio cercano a los 20 bajo cero en el ascenso final, y recomendación: pole,pole, como dicen los tanzanos, suave, suave.

Seguimos un rato charlando con ellos y nos contaron que llevaban viajando por África desde Septiembre, que habían comprado un 4x4 de segunda mano en Sudáfrica y habían llegado hasta Etiopia, y ahora en el viaje de vuelta habían decidido intentar subir el Kili. Su intención regresar a Sudáfrica y revender el coche, para volver a España.

Nos despedimos deseándonos común suerte y nos fuimos a un italiano acompañados de lugareño que nos ofrecía organizar la subida, donde cenamos la pizza especial de la casa, la “Kilimanjaro” que como no nos esperábamos era una pizza tipo calzone con forma de volcán, una pasada. Mañana preparativos y si todo va bien el jueves comenzamos la subida.



DÍA 4

11 ENERO MOSHI

Hoy dia de relax y también de muchos preparativos. Relax por que nos hemos levantado tarde para lo normal en estos sitios, y de muchos preparativos, porque de las decisiones que tomemos hoy va a depender en cierta medida el poder hacer cumbre en el Kilimanjaro.

Desayunamos un café con bollería de aquí, especie de frixuelos con masa de harina de maíz, bastante apetecibles y buscamos direcciones de guías locales que nos acompañen y preparen el equipo para la subida.

Hay varias opciones de subir al Kilimanjaro, cada una de ellas siguiendo diferentes rutas que comienzan por diferentes poblaciones de la base del cono volcánico. La más habitual es la ruta Marangu, que parte desde la población del mismo nombre y que utilizando refugios de montaña, se puede hacer cumbre en cinco días. No obstante tanto Santi como yo, teníamos claro que preferíamos utilizar otra ruta menos concurrida, aunque requiriera más esfuerzo de organización al tener que llevar tienda, comida, y montar campamento cada día. De las demás, escogimos la ruta Machame, que parte también del pueblo del mismo nombre y que si todo va bien es posible subir hasta el Uhuru Peak y descender en seis días.

No organizamos nada desde España, así que aquí en Moshi, hubo que decidir con quien subir buscando el equilibrio en esa finísima línea que hay siempre entre el servicio y el precio. Esperemos hayamos afinado bien y conseguido buen guía y porteadores, que si todo va bien nos acompañaran hasta el último día, y donde desde el último campamento, saldremos a media noche para intentar coronar al amanecer. Bueno y nada más, espero os guste el relato y no os agote leyéndolo, ja,ja, pero si es así como dicen aquí, hay que ir pole,pole…despacio, despacio. Si todo va bien no tendreís noticias nuestras en una semana, confiamos así sea, o por lo menos con esa ilusión estamos. Ahsante sana.