MATE

MATE
La vida en un mate: sorber despacio y saborearlo con intensidad ya que el mate, como la vida, cuesta un tiempo prepararlo, pero si no se disfruta al beberlo, cuando se acaba ya será tarde. Fotografía tomada en Argentina durante el corralito del año 2002

26 enero 2022

Transahariano 2007 | CAPITULO 8 | CHOUM – ATAR –CHINGUETTI (Mauritania)

Transahariano 2007

8. CHOUM – ATAR –CHINGUETTI (Mauritania)

En el desierto, a quien madruga Dios le ayuda en forma de arena más dura. Saliendo muy temprano antes de que caliente la arena el sol hay menos posibilidades de hundirse en las arena, pero así y todo, todos vamos cayendo inevitablemente antes o después. Nuestro acompañante camión en este terreno de muchas dunas se vuelve a enterrar. Mis compañeros Martín y Alí, para ayudarle se atascan ellos y en cadena de ayuda también Rafa y Paco después. Vengo yo detrás de ellos y viendo el percal no paro hasta casi medio kilómetro más adelante sobre arena algo más dura para que no sigamos la mala racha.


Entre todos ayudamos a salir al camión usando las planchas de acero, después de haber quitado mucha arena de las ruedas paleando sin parar. A continuación sacamos los coches deshinchando ruedas, pero se nos vuelven a hundir otra vez. Pienso que ya me estoy empezando a cansar de cavar, pero ¡Madre mía, no me queda ná que digamos!


A partir de aquí continuamos circulando a buena velocidad por la arena y a unos 100 kms más adelante vemos a otro Toyota enterrado. Resultan ser dos chicos de Perpignan y un gallego. Vamos, que como veis, en el desierto te puedes encontrar combinaciones de compañeros aventureros de lo más raras. Casi se puede decir que parece una obra pictórica en el desierto del gran Dalí.

Viendo a nuestro paso muchos poblados cuasi fantasmas de saharauis hechos con lonas y traviesas viejas de esa antigua y larga vía del ferrocarril de Zouerat, ya aproximadamente a unos 80 kms de la pequeña población de Choum, nos aparecen de frente en la ruta unas inequívocos montañas de unos 500 metros de altitud que nos indican debemos cambiar el  rumbo hacia el sur, para ya llegar casi directos a la gran Atar. 


Llegada ya a última hora de la jornada y nos vamos encontrando equipos del Dakar que se están preparando para salir al día siguiente bien temprano en una de esas etapas decisivas por su dificultad de combinación de desierto de piedra y arena. Entregamos unos neumáticos que llevan los sevillanos para un equipo amigo y esta vez dormiríamos más cómodos en unas pequeñas chozas de paja.


Casi mediados de enero y amanece otro nuevo día en este imprevisible Sahara. La verdad que para nada me arrepiento de haberme metido en esta aventura, pero si es cierto que de no haberme encontrado con estos grandes y expertos amigos, viendo lo que me esperaba, me hubiera tenido que pensarme muy mucho si haber continuado ruta por la mejor carretera costera. Y es a pesar de tener que dar otro buen rodeo de unos 1.200 kms. Esa ruta sería la que tomarían muchas de las asistencias y camiones de apoyo a los participantes del Dakar.


Partimos a una nueva etapa que pensamos sería más o menos como los pasados dos días atrás, pero ni parecido, el difícil y destructivo terreno de piedra nos llevaría a convertir lo que creíamos iba a ser una etapa de un día en tres.


De Atar a Chinguetti muy buena y rápida pista. En esta población, la séptima ciudad santa del islam, tenía muy temprano la salida ese día el Dakar. Nosotros decidimos tomárnoslo con calma y aprovechamos a visitar unas pinturas rupestres en una cercana montaña. En las pedregosas y amarronadas paredes se podían ver dibujados hombres y animales en escenas de caza al más puro estilo Altamira. Resultaba curioso ver dibujadas en la roca muchas jirafas, hoy en día a miles de kilómetros de esta zona y ya fuera del actual Sahara, pero es obvio que miles de años atrás aquí habria llegado a existir un fértil vergel.


A continuación visitamos la histórica y muy cultural Chinguetti, durante largo tiempo punto de partida de partida de las numerosas caravanas de peregrinos de este África Occidental que se encaminaban hacia la mítica Meca de Arabia. Eso sí que era toda una aventura vital a lomos de dromedarios y con viaje de lo más incierto.


Un joven y alegre chaval nos guía hasta la importante mezquita del lugar. Bonita y bien restaurada, al haber conseguido Chinguetti, junto a su también vecina Ouadane, la distinción de ciudades Patrimonio de la Humanidad, da paso a muchas antiguas bibliotecas donde se guardan muchos Coranes de varios siglos y libros de gran valor histórico para el mundo islámico.


Buscando donde repostar y llenar las varias garrafas extras que llevamos en los coches, con manual sistema de bombeo de gasoil, nos dirigimos hacia la zona de dunas cercanas, consideradas como unas de las más grandes de toda Mauritania. Demostrando ya buena experiencia en el desierto todos conseguimos subir con los coches hasta lo más alto de ellas para cruzarlas, pero al bajar, claro está, nos enterramos hasta las defensas. Bueno, ya todos quienes leéis, ya sabéis de sobra que es lo siguiente a hacer. Sacar palas, desinflar ruedas, cavar y cavar para retirar arena, empujar y empujar, y finalmente al salir, volver a hinchar cámaras con los compresores para volver a preparar ruedas para nuevo terreno más pedregoso.


Continuamos desde esas afueras de Chinguetti hacia la zona alta de montañas de piedra que nos llevará a cortar la ruta de ese día recorrería el Dakar, pero todavía nos encontramos antes con un mar de dunas a pasar de unos 50 kilómetros.


Después de emplear casi todo el resto del día en cruzarlo, nos topamos ya con esa alta y dificultosa cadena montañosa de piedra que me recordaba mucho a circular por el irregular terreno del Parque Nacional del Timanfaya en Lanzarote, pero aquí con piedras de mucho más tamaño. A veces parece que se te caiga el alma a los pies. Solo hay dos opciones, o subirla con lo que de riesgo eso conlleva para los vehículos o darnos la vuelta por las ya pasadas dunas pero esta vez éstas serían casi verticales al tomarlas en sentido contrario, y  casi imposible subirlas.


La lógica nos dice que debemos continuar, pero ya haciéndose de noche, unos debemos ir conduciendo mientras Rafa y Alí van andando y marcándonos en la noche el mejor modo de pasar sin destrozar los coches. Conseguimos llegar hasta lo más alto donde nos topamos con un coche del rally ya fuera de carrera y un camión que lo intenta rescatar. Es un equipo alemán que atascado en las piedras casi que dice adiós a su participación en este, a la postre, último Dakar en suelo africano. Para que os hagáis una idea de la dureza de esta etapa, este día y a esta hora, solo habían conseguido entrar en la meta de Tiyikya 20 participantes.


Por supuesto que era la etapa más dura de este Dakar 2007 y nosotros ahí que estábamos metidos, atascados hasta las 2 de la madrugada, y ya un poco exhaustos, nos echaríamos a dormir un poco, todavía después de pinchar y cambiar una destrozada rueda de mi Land Rover.


Pues mimiendo para descansar un poco… ¡os dejo por hoy mes amis, à demain!

#transahariano

#albertocampa


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