Transahariano 2007
8. CHOUM – ATAR –CHINGUETTI (Mauritania)
En el desierto, a quien madruga Dios le ayuda en forma de
arena más dura. Saliendo muy temprano antes de que caliente la arena el sol hay
menos posibilidades de hundirse en las arena, pero así y todo, todos vamos
cayendo inevitablemente antes o después. Nuestro acompañante camión en este
terreno de muchas dunas se vuelve a enterrar. Mis compañeros Martín y Alí, para
ayudarle se atascan ellos y en cadena de ayuda también Rafa y Paco después.
Vengo yo detrás de ellos y viendo el percal no paro hasta casi medio kilómetro
más adelante sobre arena algo más dura para que no sigamos la mala racha.
Entre todos ayudamos a salir al camión usando las planchas
de acero, después de haber quitado mucha arena de las ruedas paleando sin
parar. A continuación sacamos los coches deshinchando ruedas, pero se nos
vuelven a hundir otra vez. Pienso que ya me estoy empezando a cansar de cavar,
pero ¡Madre mía, no me queda ná que digamos!
A partir de aquí continuamos circulando a buena velocidad
por la arena y a unos 100 kms más adelante vemos a otro Toyota enterrado.
Resultan ser dos chicos de Perpignan y un gallego. Vamos, que como veis, en el
desierto te puedes encontrar combinaciones de compañeros aventureros de lo más
raras. Casi se puede decir que parece una obra pictórica en el desierto del
gran Dalí.
Viendo a nuestro paso muchos poblados cuasi fantasmas de
saharauis hechos con lonas y traviesas viejas de esa antigua y larga vía del
ferrocarril de Zouerat, ya aproximadamente a unos 80 kms de la pequeña
población de Choum, nos aparecen de frente en la ruta unas inequívocos montañas
de unos 500 metros de altitud que nos indican debemos cambiar el rumbo hacia el sur, para ya llegar casi
directos a la gran Atar.
Llegada ya a última hora de la jornada y nos vamos
encontrando equipos del Dakar que se están preparando para salir al día
siguiente bien temprano en una de esas etapas decisivas por su dificultad de
combinación de desierto de piedra y arena. Entregamos unos neumáticos que
llevan los sevillanos para un equipo amigo y esta vez dormiríamos más cómodos
en unas pequeñas chozas de paja.
Casi mediados de enero y amanece otro nuevo día en este
imprevisible Sahara. La verdad que para nada me arrepiento de haberme metido en
esta aventura, pero si es cierto que de no haberme encontrado con estos grandes
y expertos amigos, viendo lo que me esperaba, me hubiera tenido que pensarme
muy mucho si haber continuado ruta por la mejor carretera costera. Y es a pesar
de tener que dar otro buen rodeo de unos 1.200 kms. Esa ruta sería la que
tomarían muchas de las asistencias y camiones de apoyo a los participantes del
Dakar.
Partimos a una nueva etapa que pensamos sería más o menos
como los pasados dos días atrás, pero ni parecido, el difícil y destructivo
terreno de piedra nos llevaría a convertir lo que creíamos iba a ser una etapa
de un día en tres.
De Atar a Chinguetti muy buena y rápida pista. En esta
población, la séptima ciudad santa del islam, tenía muy temprano la salida ese
día el Dakar. Nosotros decidimos tomárnoslo con calma y aprovechamos a visitar
unas pinturas rupestres en una cercana montaña. En las pedregosas y amarronadas
paredes se podían ver dibujados hombres y animales en escenas de caza al más
puro estilo Altamira. Resultaba curioso ver dibujadas en la roca muchas
jirafas, hoy en día a miles de kilómetros de esta zona y ya fuera del actual
Sahara, pero es obvio que miles de años atrás aquí habria llegado a existir un
fértil vergel.
A continuación visitamos la histórica y muy cultural
Chinguetti, durante largo tiempo punto de partida de partida de las numerosas
caravanas de peregrinos de este África Occidental que se encaminaban hacia la
mítica Meca de Arabia. Eso sí que era toda una aventura vital a lomos de
dromedarios y con viaje de lo más incierto.
Un joven y alegre chaval nos guía hasta la importante
mezquita del lugar. Bonita y bien restaurada, al haber conseguido Chinguetti,
junto a su también vecina Ouadane, la distinción de ciudades Patrimonio de la
Humanidad, da paso a muchas antiguas bibliotecas donde se guardan muchos
Coranes de varios siglos y libros de gran valor histórico para el mundo
islámico.
Buscando donde repostar y llenar las varias garrafas extras
que llevamos en los coches, con manual sistema de bombeo de gasoil, nos
dirigimos hacia la zona de dunas cercanas, consideradas como unas de las más
grandes de toda Mauritania. Demostrando ya buena experiencia en el desierto
todos conseguimos subir con los coches hasta lo más alto de ellas para
cruzarlas, pero al bajar, claro está, nos enterramos hasta las defensas. Bueno,
ya todos quienes leéis, ya sabéis de sobra que es lo siguiente a hacer. Sacar
palas, desinflar ruedas, cavar y cavar para retirar arena, empujar y empujar, y
finalmente al salir, volver a hinchar cámaras con los compresores para volver a
preparar ruedas para nuevo terreno más pedregoso.
Continuamos desde esas afueras de Chinguetti hacia la zona
alta de montañas de piedra que nos llevará a cortar la ruta de ese día
recorrería el Dakar, pero todavía nos encontramos antes con un mar de dunas a
pasar de unos 50 kilómetros.
Después de emplear casi todo el resto del día en cruzarlo,
nos topamos ya con esa alta y dificultosa cadena montañosa de piedra que me
recordaba mucho a circular por el irregular terreno del Parque Nacional del
Timanfaya en Lanzarote, pero aquí con piedras de mucho más tamaño. A veces
parece que se te caiga el alma a los pies. Solo hay dos opciones, o subirla con
lo que de riesgo eso conlleva para los vehículos o darnos la vuelta por las ya
pasadas dunas pero esta vez éstas serían casi verticales al tomarlas en sentido
contrario, y casi imposible subirlas.
La lógica nos dice que debemos continuar, pero ya haciéndose
de noche, unos debemos ir conduciendo mientras Rafa y Alí van andando y
marcándonos en la noche el mejor modo de pasar sin destrozar los coches.
Conseguimos llegar hasta lo más alto donde nos topamos con un coche del rally
ya fuera de carrera y un camión que lo intenta rescatar. Es un equipo alemán
que atascado en las piedras casi que dice adiós a su participación en este, a
la postre, último Dakar en suelo africano. Para que os hagáis una idea de la
dureza de esta etapa, este día y a esta hora, solo habían conseguido entrar en
la meta de Tiyikya 20 participantes.
Por supuesto que era la etapa más dura de este Dakar 2007 y
nosotros ahí que estábamos metidos, atascados hasta las 2 de la madrugada, y ya
un poco exhaustos, nos echaríamos a dormir un poco, todavía después de pinchar
y cambiar una destrozada rueda de mi Land Rover.
Pues mimiendo para descansar un poco… ¡os dejo por hoy mes
amis, à demain!
#transahariano
#albertocampa